El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene muchos logros que presumir en estos tres años del triunfo en las elecciones presidenciales del 2018, pero hoy debo referirme a uno en especial: tiene partido de su lado, bajo el liderazgo hábil de Mario Delgado, quien en la Cámara de Diputados ya había dado muestras de control mesurado.
Y cito algunos: en 1997, en 2003, en 2009, los presidentes de la república en turno tuvieron gobiernos divididos porque perdieron el Poder Legislativo.
En 2021 no fue así y además de que MORENA y sus aliados retuvieron la mayoría simple, con lo cual el presidente ha dicho al menos en dos ocasiones especiales que no le modificará nadie el presupuesto. Además, ganó en 11 gubernaturas en disputa y su aliado el PVEM mantuvo la victoria en San Luis Potosí. Al PAN solo le quedaron 2 entidades ganadas: Chihuahua y Querétaro, en tanto que MC se llevó el triunfo en Nuevo León.
El presidente está enfadado porque en algunos puntos no se le dieron los resultados que esperaba y eso es normal, pero en términos generales todo salió bien.
Hubo traiciones visibles y ya empezaron a pagar sus errores: saldrá Martí Batres del senado para ir a apuntalar la Jefatura de Gobierno; salió Gabriel García Hernández de la coordinación nacional de súper delegados.
En donde todo está bien es en el partido y en la Cámara de Diputados. Viene el reto ahora de toda la 4T de procesar adecuadamente su nueva correlación de fuerzas y su visión, porque hay que ganar lo que está enfrente.
Mientras, hay que decirlo, hay presidente de la república fuerte y presidente de MORENA con buen manejo, cohesión y mística.
