A Fondo Jalisco
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Gabriel Torres Espinoza La Aldea

El agua, bajo secuestro

Gabriel Torres Espinoza

Bien podría decirse que son tres los principales problemas que aquejan a los habitantes de la metrópoli: seguridad, transporte y agua. Todas estas materias, además de estar directamente vinculadas al ejercicio pleno de derechos humanos fundamentales, representan ‘facultades originarias’ de los municipios, mismas que han sido cedidas a entes metropolitanos [SIAPA y policía metropolitana -esta última parcialmente-] o al Gobierno del Estado [transporte público], bajo la premisa de otorgar una “más eficaz prestación de los servicios públicos”, de acuerdo con el 115 constitucional. Sin embargo, paradójicamente, son las que generan mayores estragos a la población.

Aunado a lo anterior, en los últimos 30 años, autoridades de los tres órdenes de gobierno, tanto por incompetencia como por corrupción, no han podido consolidar un solo proyecto para el abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Casi 35 mil millones de pesos han sido dilapidados con proyectos de ‘papel de China’, megafraudes y/o ‘elefantes blancos’ como El Zapotillo, Arcediano, El Purgatorio, La Zurda Calderón y el programa ‘Todos con Agua’. Todos ellos han sido emblemáticos y dignos exponentes de los ‘negocios al puro estilo Jalisco’, esos en donde pierde deliberadamente la sociedad jalisciense, para que sean los vivales [corruptos (funcionarios) y corruptores (empresarios coyotes)] quienes terminen por amasar grandes fortunas en detrimento de la Ciudad.

En ese sentido, en estas últimas décadas, pareciera ser que el único beneficiado de este insano despilfarro, ha sido el ya bien conocido ‘Cártel del Agua’, que sigue enturbiando el derecho de acceso a este derecho humano, a pesar de registrarse, tanto en el gobierno estatal como en los municipios metropolitanos, una alternancia político-partidaria de tercera generación: PAN-PRI-MC. En buena medida, es el ‘Cartel del Agua’, en complicidad con autoridades, el que mantiene prácticamente inconclusa la obra de El Zapotillo, por su corrupta voracidad y aberración de querer crecer la cortina de la presa en 105 metros, a pesar de ya estar construida sobre los 80 metros inicialmente proyectados.

Una decisión que solo se justifica desde el enfoque del lucro, el dinero y la corrupción. Racionalmente, resulta a todas luces insostenible crecer su cortina a 105 metros, toda vez que, de acuerdo con Conagua, el almacenamiento promedio de las 10 presas más grandes de México, en términos de la altura de su cortina [las cuales van de los 136 a los 261 metros], es de apenas -OJO- del 70.3%. Entonces, ¿por qué de crecer su cortina a 105 metros? Vamos, La Presa Calderón, es un elocuente ejemplo de una presa sin el agua suficiente.

El problema es, sin lugar a dudas, multifactorial. Desde el hecho de que las arcaicas y deterioradas redes de suministro propician que el 40% del recurso hídrico se pierda en fugas. Por otro lado, la cultura del ahorro no solo debe centrarse o circunscribirse en la que es de ‘consumo doméstico’, que por cierto supera el volumen per cápita sugerido por la OMS, sino que también debe enfocarse en el ahorro del agua que se destina a actividades agrícolas e industriales, que logran captar el 75% y 10% del consumo de agua en México respectivamente (CONAGUA, 2019).

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