Horacio Villaseñor
A propósito del recién inaugurado centro de espectáculos en la ciudad, con capacidad para más de 20 mil personas y equipado con tecnología de vanguardia que, dicen, posiciona a nuestro estado como referente nacional e internacional en entretenimiento y turismo, les platico que en 1982 Guadalajara no tenía un centro de espectáculos como ese, pero era la ciudad mejor iluminada de Latinoamérica, todos los servicios públicos servían, la ciudad era segura, transitable, no se inundaba, estaba limpia y, además, posicionada como la segunda ciudad más importante del país, urbe de avanzada y ejemplo en el mundo. La clave, la gobernaba un ayuntamiento integrado por personas decentes, cultas y profesionales de la función pública. Ser de Guadalajara y vivir aquí era privilegio que se ha ido perdiendo con tanto gobernante inservible. Las cosas han cambiado tanto que han hecho creer, a la gente, que es bueno un gobierno municipal que cierra los pasos a desnivel que se inundan y hasta le pone señalamientos que indican el nivel de peligro o que es bueno porque te rescata cuando quedas atrapado en tu auto arrastrado por aguas negras o porque limpia tu casa donde se metió el agua de drenaje. Creen que es bueno, porque retira los árboles que se caen y obstruyen el tránsito, en ocasiones aplastando automóviles o porque repara los hoyos que se abren en las calles, avenidas o calzadas y recoge el cochinero (basura, colchones, chatarra, etc.) que hay en la vía pública cuando hay reportes o quejas de la sociedad, todo por cuidarte, ¡qué tontería! La función del gobierno es anticiparse a los problemas, evitarlos, no atenderlos cuando se presentan causando daños y molestias, un “gobierno” que no previene es un corporativo dedicado al show, al espectáculo político que solo cuida sus intereses. Me explico: Guadalajara solo tiene alrededor del 11 % de su territorio destinado a áreas verdes, lo que representa un déficit aproximado del 22 % y de ese 11 % disponible, el ayuntamiento presidido por mi tío Arnulfo Villaseñor Saavedra, en solo los tres años que duró, adquirió la tercera parte, sin pedir préstamo alguno, todo con ahorros. En esos terrenos que se compraron se construyeron, también sin empréstito alguno, grandes parques y edificios públicos destinados a la cultura, la tecnología y la ciencia. Allí, donde hoy se inauguró recientemente un centro de espectáculos, entonces, el ayuntamiento construyó el Planetario Severo DíazGalindo, era un espacio con la mejor tecnología mundial del momento, equipado para conocer las ciencias de una manera lúdica, pero los “gobernantes” que a partir de finales de los 90 se encargaron de la ciudad, en vez de comprar más tierra para equilibrar el crecimiento entre viviendas y áreas verdes, su ineptitud hizo que vendieran los terrenos adquiridos con esfuerzo anteriormente. El Planetario Severo Díaz se abandonó, se destruyó y se vendió a un particular para construir un negocio privado. El empresario no hizo nada malo, hizo lo que a sus intereses convenia, un negocio, en cambio los gobernantes que vendieron sí “la regaron”, no hicieron lo que para la ciudad era mejor. Si no podían sumar tierra para aumentar áreas de filtración del agua de lluvia, lograr tener los metros cuadrados por habitante recomendados por la Organización Mundial de la Salud y rodear las torres habitacionales autorizadas o por autorizar, con bosques urbanos, por lo menos debieron conservar lo que había. No pudieron hacer más, pero sí dañar lo logrado antes, ¡buenos para nada! Necesitamos gobernantes que pongan orden, que regresen a la ciudad el prestigio y el lugar ejemplar que tuvo, los negocios privados no deben hacerse con recursos públicos. Guadalajara necesita gobernantes preparados, no de los que en años recientes hemos tenido, necesitamos administradores públicos eficaces, el entretenimiento, el show, es “harina de otro costal”.Ni hablar.
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