Por Jaime García Medina
Hay demasiadas lecturas en la fractura de peroné que informa haber sufrido Pablo Lemus el presidente municipal de Zapopan con licencia y hoy candidato a presidente municipal de Guadalajara por Movimiento Ciudadano en Jalisco. La palabra fractura en MC ya se va quedando en el imaginario colectivo jalisciense porque en ese partido los actores están más peleados que los integrantes de las barras de fanáticos de los clubes de futbol Guadalajara y Atlas.
El colmo fue el grosero desplazamiento de Ismael del Toro, figura central en el núcleo alfarista que perfiló claramente un proyecto transexenal y que se dedicó desde que llegaron a gobernar el municipio de Tlajomulco a cerrarle cualquier puerta a los neoalfaristas: total, que nunca dejaron expandirse al proyecto del gobernador. Ya en la semana anterior, a del Toro lo removieron feamente de la ansiada candidatura a presidente municipal de Guadalajara para darle en su lugar todo el apoyo a Pablo Lemus quien no pertenecía al grupo y hoy los desplazó para tratar de seguir los pasos de Enrique Alfaro, de Aristóteles Sandoval, de Emilio González y de Francisco Ramírez que saltaron a Casa Jalisco desde el ayuntamiento tapatío.
Ya metidos en esa dinámica de cerrarle la puerta a todo mundo, los alfaristas tampoco crecieron ellos porque no son políticos formados, no son políticos de carrera sino a la carrera. Ismael del Toro es el abogado y jamás destacó en la materia; Clemente Castañeda es el politólogo del equipo y los llevó a sitios de implosión; Enrique Alfaro es ingeniero civil; Hugo Luna jefe de gabinete es licenciado en Comercio Internacional. No es que se demeriten estas carreras, sino que el derecho es lo que rige la vida social, comunitaria, gubernamental y si un político no lo es, debe tener a la mano a varios especialistas.
Ahora bien, los chicos limitados de Enrique Alfaro ya fueron desplazados. Su tiempo ya se acabó, porque están muy enfrentados a Pablo Lemus quien lo dijo en diversos momentos y entrevistas de prensa: Que en el equipo cercanísimo a Enrique Alfaro no le entienden -dice- y se lo manifiestan con rechazo.
Ahí la explicación del por qué Pablo Lemus fue enviado en solitario a la segunda fila, en una orilla, el 7 de noviembre de 2019, durante la ceremonia del I Informe de Gobierno de Alfaro. La foto de Mural aquel día fue inolvidable. Todos los llamados alfaroboes reían en primera fila y atrás en solitario, hasta una orilla estaba Pablo Lemus.
Solo que esa no es la única fractura: están también las que socavaron al alfarismo en este año. La unidad en su partido cedió ante Arturo Dávalos en Puerto Vallarta que impuso a su candidata Guadalupe Guerrero Sandoval y obtuvo para sí una candidatura segura como plurinominal y otra por mayoría que dicen, va a perder. En Zapopan hubo fracturas con Pablo Lemus por lo que se le dio la candidatura a presidente municipal a Juan José Frangie; en Tlaquepaque hubo fractura con María Elena Limón que por la fuerza dejó como candidata a presidente municipal a Citlalli Amaya.
Finalmente, está la fractura política que causó Pablo Lemus con su llegada a la candidatura por Guadalajara. El diputado Salvador Caro Cabrera renunció a la candidatura a diputado por el 9 Distrito Local de Guadalajara donde buscaba ser reelecto y obtuvo la candidatura a diputado federal plurinominal. Aunque Caro ya retornó al redil, las fracturas que han trascendido ya son muchas. Tlajomulco, Zapotlanejo, Tonalá, auguran pocas cosas buenas a Movimiento Ciudadano.
De eso hablaremos mañana, si Dios lo permite.