Por Pablo Carranza (*)
Casandra es un personaje fascinante de la mitología griega: hermosa princesa de Troya de la que se enamoró el dios Apolo y que le otorgó el don de la profecía, conocer el futuro; sin embargo, Casandra rechazó unirse a Apolo y éste, indignado, le añadió entonces una maldición: nadie le creería. Ella sabría lo que iba a pasar, pero nadie tomaría en serio sus palabras.
Y entonces pienso en Casandra cuando veo como algunas personas se esfuerzan por denunciar y advertir las corruptelas y mentiras de algunos líderes sindicales en instituciones de gobierno.
Ahora que se está dando el proceso de legitimización de los contratos colectivos de trabajo, algunos dirigentes sindicales presionan para que los trabajadores les aprueben con un montón de mentiras y amenazas, haciéndoles creer que si no se legitima se perderán todas las prestaciones establecidas, lo cual es absolutamente falso.
El caso concreto de un OPD del área educativa, hace años que les han ido condicionando las prestaciones, que no se han hecho revisiones salariales sustantivas, que se les hace creer que los días de vacaciones son logros sindicales, cuando en realidad son calendarios establecidos por la SEPpara todos.
Y desde hace años se alzan voces al interior de la institución, advirtiendo a los empleados de los engaños y las consecuencias, pero muchas veces esas voces son como la de Casandra: no son escuchadas.
Ahora, los que controlan ese sindicato tienen miedo de perder sus privilegios y en su desesperación buscan tener la mayoría en la aprobación del contrato utilizando toda clase de argucias y trampas. Sin embargo, muchos de esos mil 500 empleados ya están dándose cuenta de la realidad porque ya son años de espera por mejorar las condiciones laborales y de ver, al contrario, cómo empeoran.
En Troya no le creyeron a Casandra cuando advirtió que el gigantesco caballo de madera que les regalaron los atenienses era una trampa (venía lleno de soldados) y por eso cayó la ciudad. Esperemos que esos trabajadores de la educación sí escuchen las profecías, digan NO a ese contrato amañado, saquen a ese maldito caballo de sus escuelas, ahora que tienen la oportunidad y antes de que sea demasiado tarde.
(*) Psicólogo y periodista
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