Por Manuel Gutiérrez.
Hay crímenes que son causa belli, causa de guerra, uno de ellos es el secuestro. Este crimen de Putin es imperdonable, y no será olvidado nunca.
¿Qué hizo? Pues se trata del secuestro de 16 mil 200 niños de ambos sexos, captados en escuelas, orfanatorios, hospitales y por medio de la fuerza han sido conducidos a instalaciones dentro del territorio neozarista.
Gran parte de esos niños tienen padres, no se trata de desamparados o abandonados, que de alguna manera dieran un giro de humanismo en la acción de Putin.
No. Se trata de cambiarles la nacionalidad, el idioma, la historia, es decir es un secuestro forzado dentro de un plan perverso de adoctrinamiento acorde a la ideología del neozarismo. Un pueblo que secuestrara la niñes de otro, para someterlo a un proceso de nueva identidad, para obligarlo a olvidarse de sus padres, de sus hermanos, de su país Ucrania, es una causa de guerra.
La idea de Putin, no es nueva, los niños de las cruzadas, sobre todo aquella desafortunada que alguien quiso promover porque los musulmanes y los turcos se conmoverían al ver a los niños, terminó en la perdida de los infantes, que fueron reeducados en el mundo árabe-turco, fueron reconvertidos al Islam, y en su gran mayoría a los más aptos, los dieron formación militar para ser parte del grupo de choque de élite del Sultán, los Jenízaros, celebres por ser más feroces, hábiles y crueles con los cristianos y radicales conversos en extremo.
Para lograr rusificar a los niños cautivos de Ucrania, Putin nombró a María Alekseyeva Luova-Belova, una mujer que ocupa el cargo de “Comisionada del Gobierno Ruso para los Derechos de los Niños” la señora es apodada entre los rusos como “La madre Rusia” porque es madre de 5 hijos propios, pero adoptó 18 más.
Esta Comisionada, comparte ya con Putin, las responsabilidades de la Corte Penal Internacional de la Haya, Holanda, por instrumentar el cambio de nacionalidad forzada, retener contra su voluntad a los menores y apoyar el plan de Putin se hacerlos rusos.
María Alekseyeva, comenta sobre los niños de Ucrania en su poder: “Hablaban mal presidente, (Putin) decían un montón de cosas espantosas (relacionadas con Rusia y Putin) y cantaban el himno “Gloria a Ucrania”.
El proceso de lavado cerebral, de castigos y obligatoriedad de aceptar los nuevos postulados rusos, está en curso. Los casos más difíciles serán quebrados mentalmente, una modalidad del uso de la psicología y la psiquiatría, al mundo político, en que la Rusia tuvo una gran experiencia durante la era soviética, pero las mismas habilidades persisten en el tratamiento de los casos forzados a todo nivel, el concepto de reducación es alienante totalmente.
¿Qué hay que enseñarles a los niños de Ucrania para aceptar la nueva ideología?
Primero, un ultra-nacionalismo con tintes racistas, de superioridad total, sobre todas las etnias y países que antes formaban parte de la URSS. Entre calumnias, dirigidas a desacreditar a las autoridades de Ucrania, así como formular prejuicios que descalifican lo que no sea ruso.
La polarización se lleva al extremo. La figura del soldado ruso se convierte en un hito, a la vez que un mito. Son invencibles, puros, insuperables, su reciedumbre se justifica en vencer a los pueblos degenerados que se les oponen.
Todo gira a un concepto de localidad, es decir se destaca la región en que te encuentras, como algo diferente, superior a todo, lo pasado y lo presente.
Se determina que las ideas, pensamiento, tanto en autores de ensayos, como de literatura, caen en el terreno de lo tóxico. Son decadentes, degradantes, para el ruso, como resultado de la costumbre, del sistema educativo, de los propósitos de su gobierno, todo ello resulta lo máximo del mundo. Ese sentimiento es detonante de la guerra contra los inferiores.
Los países que han vivido el socialismo, al margen de la latitud en que han aplicado la ingrata experiencia de explotación del ciudadano por el estado, suprimiendo las garantías individuales, padecen una fenómeno de histeria sobre todo tipo de cuestionamiento.
Se debe cerrar la mente a ideas diferentes, y los rusos son especialistas en la programación neuronal, desde los reflejos condicionados de Pavlov, a los trabajos de especialistas en convertirte en zombie, o algo parecido.
El asunto es genocida, porque extirpa la identidad de los niños perdidos. Pocos son los autores en la historia que han emprendido crímenes de ese tipo, como en la Biblia, Herodes, que ocasionó no la reconversión, sino una matanza de inocentes para eliminar al Mesías.
Ahora, Putin toma la vanguardia como secuestrador de niños. Para Ucrania, no se trata de que los rusos salven a sus niños, se trata de un robo, dado que no son huérfanos, fueron sustraídos de instituciones oficiales de Ucrania a los que los confiaron, por ser padres en situación difícil.
La intención rusa, es cambiarles la nacionalidad, sin consideración alguna a sus derechos como niños consagrados a nivel mundial.
El tema ha sido abordado con profundidad por el enviado a Moscú, del Mundo, Xavier Colas, y publicado en Milenio. Xavier Velasco, el destacado literato mexicano, autor de “Diablo Guardian” también trató el asunto y descubrió el sofisma de la salvación que dicen buscan los rusos para encubrir el crimen con la niñez.
Para Putin, son afortunados porque tendrán la ciudadanía rusa (que no pidieron, que sus tutores o responsables no la solicitaron) por lo que alardean de esta concesión, de hecho los huérfanos que capturaron, lo son precisamente por el uso de las armas rusas, durante una invasión ajena al derecho internacional que asesinaron a sus padres y destruyeron sus poblaciones.
Para el ruso Dimitri Medvedev, agitador del extermino para Ucrania, el señalamiento de la Corte Penal Internacional, es “papel higiénico” para usarlo en su trasero.
Por su parte la fiscal Karina Khan, de dicha Corte, indica que se ha “acreditado de manera indubitable que Rusia ha realizado crímenes contra la humanidad, asaltos, robos, violaciones, y masacres de ciudadanos inocentes, pero el secuestro de menores, y el someterlos a un cambio de ciudadanía forzado.
En resumen, los sofismas no absuelven de las responsabilidades penales. Lo realizado por Putin ante los ojos del mundo, al margen de que sea objeto de las sanciones penales pertinentes, ante el mundo y ante la historia, no pueden justificarse de ninguna manera, es lo “imperdonable” de Putin.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que A Fondo Jalisco no se hace responsable de los mismos.