Los Hombres del Poder:
El tema de las aguas de El Zapotillo que Jalisco le disputa a Guanajuato, conforme a la posición que ha asumido el gobernador electo, Enrique Alfaro que considera que el cien por ciento debe ser para los jaliscienses, es un problema que le corresponderá resolver al futuro Presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
El Zapotillo es un proyecto que se inició por iniciativa del guanajuatense Vicente Fox que como Presidente de México pretendió ayudar al desarrollo de León y promovió un convenio que destinara amplios volúmenes del caudal del Río Verde para aquella zona con el fin de darle mayor viabilidad a su crecimiento y prosperidad.
El gobierno de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto apoyaron esta magna obra a la que se le ha invertido cerca de 20 mil millones de pesos y cuyos trabajos se frenaron con el quebranto financiero de la empresa española Abengoa, que estaba por construir el acueducto de Los Altos a León, un tramo de 130 kilómetros y que implica una inversión a costos actuales de 9 mil millones de pesos, así como por la controversia constitucional que impulsaron los opositores a que desaparecieran los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo que quedarían inundados si la cortina de la presa se extendía a 105 metros de altura y a la cual la Suprema Corte de la Nación le dio entrada.
UN PROBLEMA AÑEJO
La reconfiguración política que vive Jalisco y México, (que empieza ya a dejar sentir sus efectos por los jaloneos entre los nuevos grupos políticos que acceden al poder, como la protesta de Enrique Alfaro que no quiere injerencia en Jalisco del Centro a través del Coordinador General que sería Carlos Lomelí, conforme lo anunció el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador), no implica que los problemas añejos vayan a resolverse y desaparecer de la noche a la mañana.
Una cosa es ser candidato y político de oposición, y otra muy distinta gobernar, tomar decisiones y resolver problemas. Tengamos presente que los políticos de hoy son muy light. Cuidan en exceso la figura. No son dados a rasparse y pagar el costo político que implica gobernar y tomar las mejores decisiones pensando en las mayorías, esto es entre el bien mayor y el bien menor.
En Jalisco hay problemas que parecen dormir el sueño de los justos como el abastecimiento de agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara, que los últimos seis gobernadores no han podido o no han querido resolver. En efecto, Guillermo Cosío Vidaurri (1989-1992) tenía un proyecto muy claro de aprovechar el caudal del río Verde (12 metros cúbicos por segundo, que implicaba duplicar el agua que consume hoy la ZMG), pero intereses mezquinos y políticos se le cruzaron en el camino y aquel gran proyecto se frustró. Le siguieron posteriormente Carlos Rivera Aceves de interino (1992-1995), Alberto Cárdenas Jiménez (1995-2000), Francisco Ramírez Acuña (2000-2006), Emilio González Márquez (2006-2012) y Aristóteles Sandoval (2006-2012).
A excepción de Cosío Vidaurri, todos los que siguieron y que anteceden a Enrique Alfaro, tuvieron en común proyectos frustrados. Habrá que ver operar a Enrique Alfaro para resolver este problema, que si logra lo que no hicieron sus antecesores, pasará a la historia y demostrará que él sí es hombre de resultados.
Alfaro ha sido categórico de que entiende la necesidad de agua que enfrenta León y los guanajuatenses, pero argumenta que si la presa de El Zapotillo se construye en Jalisco, es justo que primero se resuelva el problema de necesidad de este líquido de la gente que vive en Los Altos y en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Sin embargo, el criterio de Conagua y el Gobierno Federal ha sido proteger a Guanajuato, y en los hechos primero ha estado Guanajuato, la prueba está que el presupuesto que se ha programado para infraestructura -construir el acueducto de una longitud de 130 kilómetros- sólo se ha proyectado hacia León y nada para Jalisco.
Ahora con el cambio de gobierno federal, la posición que asuma al respecto el futuro Presidente Andrés Manuel López Obrador, marcará el derrotero de este proyecto de la Presa de El Zapotillo.
Finalmente, Conagua desistió de continuar con esta lucha de que la cortina tuviera la altura de 105 metros, pero el punto que no se ha resuelto es para quién será el agua de El Zapotillo, cuando el futuro gobernador de Jalisco plantea un nuevo acuerdo para su distribución que sería entre Gobierno Federal, Gobierno de Jalisco y Gobierno de Guanajuato.
Bien que Alfaro -como también lo hizo al final de su gobierno Aristóteles- defienda los intereses de Jalisco, pero el quid es que la decisión está en manos de Conagua que le corresponde, conforme a las atribuciones que la ley le faculta, decidir la distribución de las aguas nacionales. El río Verde es una cuenca alimentada por diversos afluentes de estados circunvecinos -no es propio sólo de Jalisco- y en ese sentido un gobernador está impedido de decidir.
Alfaro quiere echar abajo el acuerdo del 2005 y se fue a una controversia constitucional impulsada por diputados de MC en el Congreso del Estado, que fue rechazada en días pasados por la Suprema Corte, pero se ha dicho que insistirán, considerando que el derecho de vía en Jalisco para la construcción del acueducto no está considerado en el proyecto, la lucha jurídica seguirá y queda la salida política, pero será hasta el próximo año cuando tengamos más clara la película del desenlace.
Andrés Manuel López Obrador tendrá la última palabra y bien puede ser una decisión salomónica la que tome, considerando que es un Presidente que debe gobernar para todo México.
Correo electrónico: gabriel.ibarrabourjac@gmail.com
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