Por Ramón Guardado
Vi uno de esos videos que suelen mandar las personas, no se donde los consiguen, en el cual se idealiza a los amigos, que dudo mucho que en alguna época hubieran sido así tan perfectos.
Antes bien, los amigos suele uno aceptarlos primero sin darse cuenta y luego, con el tiempo, se les estima más por sus imperfecciones y defectos, que por sus virtudes, aunque estas suelen ser determinantes en el inicio o aceptación.
En mi caso creo que esto de los amigos es de parte de cada persona, cada quien determina, después de haber vivido varias experiencias, a quien considera sus amigos, es decir todo es de aquí para allá, importando muy poco el regreso, es decir si de allá para acá también hay reciprocidad; o enunciado a la manera de cliché tradicional «la amistad es darlo todo, sin esperanza de recibir nada».
Pero esto se hace inconscientemente e independientemente de que se produzcan en el camino pequeñas o grandes heridas porque se esperaba espontáneamente algo de algún amigo y esto no llegó, aunque a veces hasta se les pidió y nada; sobrevino con el tiempo – que es el abono de la amistad- el perdón, el razonamiento y la aceptación y es así como se conoce que uno los considera amigos.
No estoy diciendo que todos los amigos tengan momentos de ingratitud, al contrario una inmensa mayoría de sus respuestas son espontáneas y sinceras; lo que digo es que sea en un sentido o en otro, cuando los hemos aceptado como amigos, siguen siéndolo.