Por Manuel Gutiérrez
“Por el rescate de la soberanía” dicen en Pemex y es una consigna del gobierno populista actual, pero en realidad la soberanía nacional está demasiado comprometida con la suerte de la deudora paraestatal mexicana, que dista mucho de ser saludable en el aspecto financiero.
La deuda de Pemex, externada por el especialista J. Jesús Rangel, en Milenio del 2 de octubre del 2023, es de un billón 886 mil millones de pesos mexicanos, una cantidad que absorbería todo el proyecto de desarrollo nacional, y un presupuesto que en 2024, de ser aceptado por la oposición y el frente amplio, será deficitario y con una duda sobre 2 billones que se gastarán alegremente en ese año, pero cuya rentabilidad por medio de la actividad fiscal, está lejos de ser suficiente para que Pemex se convierta en algo mejor que un lastre nacional.
Dos Bocas ha devorado otra vez 17 mil millones de pesos, no tiene para cuándo y rebasará los 22 mil millones de pesos, cuando alegremente el presidente López anunciaba que constaría solamente 8 millones de dólares, y el problema es que no parece que pueda producir nada en este sexenio, salvo propaganda y discursos oficiales.
En dólares Pemex adeuda la cifra de 110.5 millones de dólares, pero los problemas están próximos a la vuelta da la esquina, porque su financiamiento se deriva de deuda adquirida, por lo que renegoció la cifra de 2 mil millones de dólares en poder principalmente de ciudadanos estadounidenses, jubilados, maestros y empleados corporativos, principalmente que se vencerán en los próximos 3 años, lo que implica una liquidación.
La deuda directa por papel vendido por Pemex, es ahora de 765 mil 300 millones de pesos, de los cuales 40.6% representa intereses por cubrir lo que creará más presiones que debe ir considerando quién sea elegida como la futura presidenta, lo que sin duda creará fuertes presiones económicas.
Xóchitl Gálvez, por su parte comienza a revelar sus planes económicos y advirtió una sobre ello un plan de reestructuración de Pemex, -no piensa por ahora en privatizarla o venderla- pero quiere que se desarrollen energías limpias, sobre todo por Pemex y CFE como generadores de energía, aunque esa reconversión, retrasada por el vuelco del sexenio de López en favor del petróleo y del carbón, significa que tendrán que hacerse ajustes para reorientar a la paraestatal, en serio.
Claudia Sheimbaum, ofrece por su parte significa continuar –por lo menos eso dice ahora ya será si le eligen independiente- con la política emprendida por López, que ha colocado grandes recursos económicos en un barril sin fondo de baja rentabilidad.
OPEP es el fiel de la balanza del precio del petróleo, y aunque el presidente López nunca se dignó en asistir a sus reuniones, México es solidario y tiene convenios con la OPEP de respaldar las determinaciones de los reyes del petróleo.
La condición financiera de México y de Pemex, por tanto pueden sufrir severos daños, si se mantiene la política de reducción de precios, así como reducir la exportación de crudo, salvo una crisis de guerra, que puede disparar el petróleo.
La SHCP hace en tanto cálculos de recuperación de recursos, porque con los conflictos en Ucrania e Israel, el petróleo puede tener cambios bruscos en su cotización, incluso se estima que puede llegar a 105 el barril del tipo Brent, o más, aunque la mezcla mexicana, se mantiene por encima de los 80 dólares. Estados Unidos se ha convertido como generador de petróleo en un competidor muy serio para la OPEP que busca mantener los precios altos a la par que recortes productivos.
Pemex no ha logrado en todo lo que va de este sexenio cumplir los objetivos previstos de producción de barriles, pero se espera que el 24 presente incrementos de consumo por parte de China, Oriente Medio en crisis de guerra, y por parte de la India. Arabia Saudita produce un millón de barriles por día meta que no alcanza anualmente Pemex con sus nueve refinerías, incluida la de Texas en diez días, con un registro de 104 mil 500 barriles de mezcla mexicana, que tiene la cotización más baja del mercado mundial.
La producción privada de petróleo en México es encabezada por la empresa italiana ENI, con 34,400 barriles diarios, seguidos por Hochi Energy con 22,300 barriles, y Petrofac, con 19,100 barriles por dia, siendo estas tres las que aportan el 70% de la producción privada en México con un 95% del producto total en manos de Pemex.
La meta de 280 mil barriles diarios fijada por el presidente López, nunca se ha alcanzado y actualmente por reducciones productivas de Pemex, menos. La existencia del sector privado se originó con la apertura para la inversión del sexenio de Peña Nieto, en tanto que López, privilegió la idea de defender la soberanía, la cual sin duda está comprometida por el negro panorama financiero de Pemex, más álla de la publicidad, la propaganda o el discurso personal del presidente.
La producción de Pemex, de mal en peor se redujo a hace 44 años con una cifra de 1 millón 573 mil barriles de petróleo. Los accidentes recientes en plataformas petroleras, marinas y de la zona de Cantarell, afectaron drásticamente la productividad de la paraestatal, en realidad la inversión privada se detuvo en petróleo que ha disminuido y la producción oficial bajo, 500 mil barriles menos es decir un 33% menor, el país no tiene nuevos campos petroleros porque en este sexenio se suspendieron las rondas de oferta de inversión en ese sentido, lo que tendrá que modificarse dentro de los nuevos lineamientos de gobierno. México no tiene dinero para invertir como gobierno en nuevas exploraciones y explotaciones.
Otro aspecto es que los pozos mayores, han comenzado su declinación en extracción, y el gobierno de la 4T no tiene recursos adicionales más para intentar mantener a flote a Pemex, pero sin poder desarrollar nuevos campos de explotación.
La oferta de invertir al público en bonos de Pemex resulta atractiva por la alta oferta de interés, pero en la época de López Portillo, los petro bonos terminaron siendo petro-bobos porque perdieron su valor.
Es una inversión a realizarse en muy corto plazo, de pisa y corre como en el béisbol, porque a mediano plazo no tiene buenas expectativas, pero si le gusta el riesgo, y juega en casinos, porque no con Pemex, juegue y tal vez gane o sienta la emoción de perder, le emoción si está garantizada.
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