Por Manuel Gutiérrez.
Entre los cambios de timón que se esperan con el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, si no es la novedad del bi-presidencialismo, es decir poder compartido o dirigido con López, el Tlatoani que perverso hasta el fin, quiere anular los organismos autonómos que protegen varias funciones constitucionales para rendición de cuentas y transparencia.
Existen expectativas que dará un golpe de timón que permita cerrar ese agujero sin final de nuestras divisas, que merma los presupuestos nacionales y que nos coloca en misma posición de no salvaguardar la pretendida soberanía, dado que en nada se avanza y eso asunto se llama Pemex, ponerlo en orden. Basta de inversiones que enriquecieron sin límites a Rocío Nahle, la actual gobernadora de Veracruz, pese a los señalamientos de corrupción. El pueblo la puso, que la goze.
Mientras el saliente López cierra con el mismo discurso falso de que estamos a un tris de no comprar gasolina en el extranjero, y anuncia por enésima ocasión que Dos Bocas producirá 250 mil barriles, que sumados a la millonaria inversión en las seis refinerías, más la de Texas, que es la más productiva de Pemex, en suelo norteamericano, genera por fin el sueño de la autosuficiencia energética, meta mal trazada en el sexenio que nos colocó precisamente más al fondo y más lejos de lograr tal propósito.
López se formó como político en la era del petróleo, cuando este auguraba prosperidad inesperada que no llegó a todos los mexicanos, como siempre. Creció en la idea que el petróleo le daría posición privilegiada a México, recursos sin fin para sus programas sin pies ni cabeza dado que sus proyectos faraónicos solamente albergan buenas intenciones de que el futuro sirvan de algo, pero no hoy y esto incluye la refinería, el tren maya militar, y el aifa, que siguen generando gastos de subsidio para sobrevivir.
CIFRAS NO DISCURSOS.
La realidad es que Pemex tuvo pérdida por 241 mil 255 millones de pesos tan solo en el segundo trimestre de este año. Eso basta para derrumbar los discursos triunfales.
Lo que siempre ha pasado y los expertos, como Ramsés Pech, y otros especialistas han señalado es que Pemex, debe centrarse en exploración y producción, incluso ahora que Repsol e INI de Italia han encontrado nuevos yacimientos fabulosos, pero submarinos luego de 2 años de prospección que se dicen fácil, pero representaron millones invertidos en la localización del manto.
Es decir, Pemex debe explorar y explotar el petróleo, y dejarle la refinación a otras entidades económicas, nacionales o extranjeras, que generen impuestos, que den empleos y de paso nos faciliten no correr ese riesgo.
Si Pemex se dedicara solamente a explotar y explotar el petróleo bruto, habría ganado 6 mil 692 millones en ese segundo trimestre en que presentó la perdida, en cambio tuvo números rojos extremos que hubieran matado a otra empresa no apoyada en sus destinos por la nación y sus recursos.
Incluso Pemex en la división de logística, fue positivo, conganancia de 7 mil 741 millones de pesos, es decir, la distribución de combustible a todo nivel, por tierra y mar. Así como el abasto de la red de consumo, por lo que la paraestatal, puede ser rescatada, presentar otro perfil y ser rentable para el país, si nos quitamos las telarañas ideológicas de izquierda.
El problema se llama Pemex Transformación Industrial (antes Refinación) ya que en esa labor se perdieron 261 mil 741 millones de pesos.
Observe esta cuenta, refinar gasolina en México y otros productos, nos costó 563 mil 805 millones, según datos que manejo en El Financiero, Enrique Quintana, indiscutible gurú económico de México, por la seriedad y solidez de sus datos desnudó el tema que nunca será tratado así en las mañaneras.
Sumando otros gastos de refinación, la perdida de PTI (Transformación Industrial) fueron de 119 mil 940 millones de pesos. Es decir por cada 100 pesos vendidos, se tuvo una pérdida de 20 pesos, sumados a la importación de productos del exterior, indispensables para México, así como el alza del dólar en el mes pasado de junio, generaron una pérdida cambiaria de 124 mil 477 millones de pesos. El resultado final y total de la pérdida, son los 261 mil millones, como ya lo señalamos.
Los defensores de la 4T y del sueño de la soberanía, alegarán que es un período, que en unos meses todo será normal, y que se ganará dinero. Que ganamos en soberanía nacional, cuando dependemos de todo el gas que consumimos del extranjero. Que el discurso, que la soberanía del estado…
Y si aceptan la promesa del saliente emperador López, siempre y cuando no sea un gobierno dual, con él todavía dirigiendo el país, no pueden digerir el próximo dato, con Claudia Sheinbaum, de comparsa.
Pemex desde el 2019, adeuda hasta junio de este año, la cifra de 968 mil 229 millones de pesos, lo cual más sus obligaciones en documentos ofrecidos en casas de bolsa y colocados en el extranjero crean una situación muy difícil de resolver.
Pemex goza de buenas calificaciones financieras de las casas especializadas, por la promesa del gobierno de la 4T de López, de que México garantiza los pagos necesarios de esas obligaciones, sin dudar. O sea nos atamos con Pemex que bien puede amarrarse una piedra y lanzarse al mar, aún así México responderá por su petróleo, el mito total del desarrollo.
Es decir, por salvar a Pemex, el país podría hundirse. No parece una política saludable para las finanzas nacionales, en que además se ofreció un nuevo subsidio universal para las mujeres, que no se sabe de dónde pretenden obtener, además ya pasaron las elecciones… Sheimbaum no parece importarle el rumbo nacional o disimula su rebeldía a un extremo increíble, o de plano es más demagogia de la misma con la 4T.
Brasil, con Vilma Roussef hizo el rescate de Petrobras, elcual logró ganancias, por increíble que parezca, continuando su labor con Jair Bolsonaro, que consideró que era buen momento de vender.
Pero en eso llegó Lula, que ha intentado que la paraestatal de Brasil, se sujete a la realidad internacional, y lejos del discurso populista, vende a precios de cotización internacional, aún para el consumo interno de los brasileños, y sus necesidades de energéticos, Lula será muy de izquierdapero no se traga el mito del petróleo para Brasil, que padecemos en México. Lo maneja como empresario.
Es decir, Brasil convirtió en un factor de desarrollo su petróleo, pero en México solo en algunos momentos algunos administradores de Pemex, sumados a situaciones mundiales, han logrado reportar ganancias, en eras neoliberales del pasado.
Pero López invirtió salvajemente más de 30 mil millones de pesos en restaurar las refinerías nacionales, que entre todas, no logran el millón de barriles que sueña López a cada rato y las refinería siguen siendo deficientes, más el problema del huachichol que sigue existiendo incluso con liderazgo actual, en Jalisco, antes Puebla y Veracruz e Hidalgo.
Ahora, barriles extraidos, no refinados, que es otro cantar, si generan ganancias.
Porque resultan más los números malos, cuando se suman los costos de transformación industrial. Entonces, porque seguir por el camino equivocado.
El camino del rescate financiero es explorar y explotar petróleo, luego lograr inversiones para aprovechar los recursos submarinos y difíciles de extraer. Dar certerzajurídica a la inversión, aplicar el estado de derecho y sanear la economía del estado, para hacerla productiva, vendiendo, privatizando o recortando lo que sea necesario, pero obteniendo ganancias y resultados.
Esto no va con la ideología de López, fosilizado en tiempos pasados y soñando con un mundo que cambia al sentido verde y a nuevas fuentes sustentables que tanto odia.
Claudia Sheinbaum, tendrá que decidir si es independientecomo presidenta, o una repetidora.
Bastará con tomar soluciones efectivas al problema, lejos de visiones ideológicas animadas por discursos izquierdistas. O corrige a Pemex para salvarlo, o hunde a México con sus previsiones financieras, sus planes de desarrollar tres nuevos ferrocarriles, que si son necesarios para México, y que debieron ser meta del Tlatoani López, no el Tren Maya.
Es decir, si quiere doble vía en las creaciones que datan de Porfirio Díaz, de México a Guadalajara, y de México a Monterrey- Laredo, para interconectar con el norte, lo cual significaría extender la doble línea de rieles hasta Nogales, electrificando para los trenes veloces de pasajeros con suficiente gente, a la par abrir la exportación ferroviaria intensa a California, y a Texas.
Esos sensatos proyectos demandarán un Pemex autofinanciable, el cual de seguir dependiendo de México y su presupuesto como hasta ahora, impedirán el crecimiento y desarrollo. Será sumar otro sexenio perdido.
Y eso lo sabe la nueva presidenta, lo valora y sus asesores económicos trazaron con claridad que luego del Metro, esos ferrocarriles eran importantes para el futuro de México, pero no llegaban a Palenque, Chiapas, al rancho del presidente saliente. Propuesta sensata, y plausible.
La idea terminó en capricho, y estos caprichos del sureste,son onerosos y complicados de ser rescatados lo cual será otro lastre presupuestal. El camino de Claudia o nos cambia a un socialismo retrógrado, con economía estatizada al cien, o lo corrige lo que sabe que no sirve de la 4T y abona una etapa de bonanza.
Tal vez, se logre el ferrocarril de los altos que una la ruta San Luis Potosí-Monterrey, con la vía a Guadalajara, lo que agilizaría felizmente toda la transferencia de carga al suroeste mexicano.
De menos, los planeadores de Claudia Sheinbaum, QUE REQUIERE SU SEPARACION DEL GOBIERNO ANTERIOR, un nuevo estilo y un gobierno moderno, como la izquierda europea, parece que sí saben de economía. ¿Querrá y podrá dar el cambio de timón, que urgente que pasa por Pemex, puede sumar la CFE, y todo el universo del estado que opera con déficit, para poder emprender grandes obras, que reflejen nuevos logros de igualdad, creación de empleos, y divisas para los mexicanos? Esa es la pregunta que responderá el tiempo y será motivo de festejo o de lamentos.
Con la destrucción del Poder Judicial, y de los organismos de transparencia y rendición de cuentas, es camino conduce al madurismo populista de Venezuela, con todo el poder concentrado en un presidente o presidenta…una forma que nunca ha sido positiva en la historia de México.
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