Óscar Ábrego
Comencemos por mencionar que Morena en Jalisco es un conglomerado de tribus que continua sin entender que la política es para construir acuerdos, lejos de protagonismos pedestres.
Algo ocurre en el morenismo de aquí que prevalece una lógica de la división y la pendencia callejera.
Creo que mucho de esto obedece a la intromisión de personajes que nada tienen que ver con la dinámica local y que le han hecho bastante daño a la integración de la militancia.
En medio están dos municipios en el epicentro de la metrópoli y que hoy son gobernados por el Movimiento de Regeneración Nacional: Tlaquepaque y Tonalá.
Ambos tienen la particularidad de que sus alcaldes, en realidad, conquistaron el triunfo gracias a una poderosa variable: los Programas Sociales.
Pegados a la capital política (Guadalajara), la capital económica (Zapopan) y el nuevo motor económico (Tlajomulco), la tarea de sobresalir es más que difícil.
En el caso de Laura Imelda Pérez, con quien nunca he cruzado si quiera un saludo, las condiciones para realizar una buena gestión no están de su lado; recibió un ayuntamiento sumido en el desorden y atascado por la corrupción, algo que de por sí complicará -cuando menos- el primer año de su presidencia.
De acuerdo a la información que se tiene a la mano, la cosa se pone peor debido a la injerencia de emisarios que llegaron desde el Centro para articular negocios en beneficio de grupúsculos asentados en las Cámaras y la dirigencia nacional.
No sé si esto lo sepa, lo tolere o incluso lo promueva, pero de cualquier modo provocará que al frente de la Villa Alfarera se vea sometida a intereses que no abonan a la prosperidad y el desarrollo comunitario.
En cuanto a Sergio Chávez el asunto no es menos dificultoso.
A diferencia de su correligionaria, en las tropas morenas lo perciben como alguien que navega en su propia lancha, lejos de los barquitos guindas; lo sienten ajeno al discurso rancio y a las causas dogmáticas de la cuatro té y para ellos es casi una afrenta imperdonable.
Si bien su papel como alcalde tiene la aprobación colectiva de la Cuna Alfarera, lo cierto es que obedece más a la ausencia de liderazgos sociales y políticos que a su desempeño.
Especial mención merece el hecho de que el ex priista se ha vuelto monotemático, la basura ocupa el primerísimo lugar en su narrativa integral, algo que lo está convirtiendo en unactor aburrido, pues lo ha encasillado en un rol político y mediático poco atrayente.
Por lo anterior, vale la pena colocar sobre la mesa del debate una cuestión: ¿tienen Laura Imelda y Sergio la oportunidad de brillar ante la luz de Verónica Delgadillo, Juan José Frangie y Gerardo Quirino Velázquez?
Francamente no lo creo.
@DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
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