En el contexto del reciente inicio de las campañas políticas presidenciales, es importante hablar sobre una de las herramientas más importantes para la confrontación de las ideas y propuestas de los candidatos: el debate. Los debates, hoy en día constituyen un elemento esencial en el fortalecimiento de la democracia, ya que no sólo se trata de un ejercicio de intercambio de ideas entre candidatos, sino que ofrece a la ciudadanía la oportunidad de contar con más información para el día de las elecciones en el que emitirán su voto; en pocas palabras, los debates son fuentes importantes de información para emitir un voto razonado.
En este año se realizarán 3 debates presidenciales, un hecho histórico para la cultura política democrática en nuestro país, ya que en las campañas pasadas sólo había un solo debate o dos; por ello, los debates que vamos a presenciar se tratan, sin lugar a dudas, de ejercicios plausibles.
En nuestro país, el primer debate entre candidatos que aspiraban a la presidencia de la República, se llevó a cabo durante la campaña política del año 1994, en el que los candidatos Cuauhtémoc Cárdenas, Ernesto Zedillo y Diego Fernández de Cevallos, expusieron ante los ciudadanos sus principales propuestas e ideas para el país. Cabe mencionar que este debate se llevó a cabo varios años después del primer debate televisado en Estados Unidos, lo que indica que el modelo de debates de nuestro país llevaba ya, varios años de retraso.
Después de este primer antecedente, en las campañas políticas presidenciales subsecuentes, los debates poco a poco lograron posicionarse como un ejercicio del cual los ciudadanos estaban ansiosos de ver. Sin embargo, la forma en la que se llevaban a cabo los debates en México, pasó de ser una herramienta novedosa a formatos en los que más que debate, era un monólogo o discurso de los candidatos, incluso la interacción y diálogo fueron hechos a un lado, teniendo poco impacto entre los ciudadanos.
Ante este hecho, el INE para este proceso electoral de 2018, se dio a la tarea de diseñar formatos de debates que fuesen más atractivos para los ciudadanos, dejando atrás los formatos acartonados de los debates pasados. De esta forma, el INE convocó a una serie de expertos en materia de debates, con la intención especifica de mejorar la calidad de los mismos, el resultado de esas mesas de trabajo y foros, fue el establecimiento de un nuevo formato más flexible que en teoría produce una mayor interacción.
Este nuevo formato consiste en la interacción constante de moderadores y candidatos, lo cual permite el diálogo, la deliberación y la confrontación de ideas, elementos claves no sólo de los debates si no de la democracia en sí misma. En este contexto, los moderadores juegan un papel crucial, la imparcialidad es un requisito indispensable, además de que el moderador debe conducir el debate a la arena de la confrontación de ideas, mediante el establecimiento de preguntas puntuales que generen dialogo con base en la temática de cada debate.
La idea es clara, con esta nueva forma de realizar debates, permitirán, además de conocer las propuestas, conocer la personalidad de los candidatos, la capacidad de dialogar, de escuchar, de deliberar y de controlarse ante momentos complejos y adversos.
Por ello, es importante que nosotros como ciudadanos estemos atentos a cada uno de los 3 debates que se realizarán, el primero de ellos se realizará éste 22 de abril a las 20 horas, en las instalaciones del Palacio de la Minería en la Ciudad de México y los otros dos en Tijuana, Baja California el 20 de mayo y el 12 de junio en Mérida Yucatán.
Ante esta situación, el INE enfrenta un reto de proporciones mayúsculas, en el que la difusión de los debates es la clave para lograr los impactos esperados en la población con este nuevo formato de debates.
