Iván a García Medina
Lo mismito, lo mismito que el gobernador de Morelos Graco Garrido le hace al presidente municipal de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco, a ciencia y paciencia del presidente Enrique Peña Nieto, del secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong y del senado, pues eso mismo le quieren hacer el gobernador amateur Aristóteles Sandoval, su secretario general de Gobierno Roberto López Lara –finísima persona- y el Fiscal General del Estado Eduardo Almaguer –también finísima persona- al presidente Municipal de Guadalajara Enrique Alfaro y a todo su gabinete. Hoy martes 18 de abril por la tarde noche, la capital de Jalisco estuvo a nada, de convertirse en una réplica fiel de Siria, porque policías municipales que detuvieron a un hampón, fueron atacados y apresados por el aparato de seguridad estatal.
No hay mucho qué decir.
El gobernador de Jalisco anda buceando, y lo presume, seguramente es feliz cuando anda en el agua.
El secretario general de Gobierno, Roberto López Lara, uno de los más insignes conductores de la política estatal en la historia de la entidad, debe ser una finísima persona, debe tener excelente reputación, debe contar con un talento político superior al de los anteriores secretarios generales de gobierno que ha tenido Jalisco -tales como José Luis Leal Sanabria, Eugenio Ruiz Orozco, Héctor Pérez Plazola, Arturo Zamora-, debe ser un gran concertador, como que con su decencia, su caballerosidad, su sabiduría jurídica, su diplomacia, tiene a Jalisco en gran seguridad, sin feminicidios, sin conflictos políticos, sin desencuentros entre los principales actores, en armonía con la iniciativa privada, con la Universidad de Guadalajara, etcétera, etcétera. Bueno está tan bien en su trabajo, que ayer ni se apareció en horas que duró el enfrentamiento entre policías. Ya me imagino qué instrucciones tan sensatas le dio al Fiscal General del Estado cuando supo del conflicto escandaloso: “mételos al bote, hijos de su #5&p% ; rómpeles su ….., que vean quiénes somos ca…”.
Y entonces, finísima persona el Fiscal General del Estado, pues simplemente se puso a gritar delante de todos los presentes en el conflicto, al comisario de Guadalajara.
¡Qué trazas de Gobierno de Jalisco! Es difícil saber cuándo se perdió Aristóteles Sandoval, pero hoy pudo ocurrir una gran tragedia que no es de dos. Aquí no pelearon dos corporaciones. No. Aquí la policía de Guadalajara sufrió una vejación monumental y solamente se defendía. Ni modo que digan que hubo un reñido pleito entre un campeón de karate y su esposa una concertista de violín. No, el karateka la humillaba.
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