Por Manuel Gutiérrez
De la historia del Far West, tomaremos la historia del pacto de Laramie, un acontecimiento que con mucha sangre derramada, marcó la vida del lejano oeste, basado en el Tomo 1 de Centenario (La saga de Colorado) por el escritor e historiador estadounidense James Michener, autor de fama mundial que abrió un boquete revisionista sobre el tema del exterminio de las tribus originarias en los Estados Unidos que aporta grandes enseñanzas en el momento actual.
La última frontera era el Oeste, y desde antes de 1750-1800 comenzaron a llegar migrantes europeos a las praderas y abrir senderos a Oregón y California, luego de la fiebre de oro generada en California en 1847, siendo algunos de ellos franceses, ingleses, alemanes y escoceses, que desarrollaron relaciones comerciales con las tribus, tramperos que volviéndose expertos en interpretar a los dueños de las praderas, en tanto que los cazadores, tipo Daniel Boone, un personaje real, como Kit Carson, guía de caravanas y cazador, casi exterminan a los castores, como a los bisonteso Búfalo americano, víctimas colaterales de la moda de la época, para sombreros, que se contuvo cuando llegó el sombrero francés de tela o seda, aunque el caso de los bufalos solamente se aprovechaba el 5% de cada animal cazado por los blancos, en tanto las tribunas se beneficiaban de casi un 97% de todo lo que representaba el gran animal de las praderas.
Michener desbarata mitos, y lo sobresaliente de su labor es que maneja la verdad de las tribus, sin adornos innecesarios, tampoco es condescendiente con los prejuicios del hombre blanco que consideraba inferior, producto del infierno, y bajo el influjo del puritanismo, así como la teoría de la predestinación, colocaban al hombre blanco como ser superior y digno del cielo excluyente. Personajes altruistas comparten el foro junto a mezquinos odiosos.
Michener sostiene que un 1% de la población que migró al oeste, más de 350 mil personas incluso provenientes de Europa, y de las ciudades del Este, caso de San Luis, de origen francés, así como las poblaciones que surgieron sobre los ríos Mississipi y Misouri, llegaron por medio de caravanas de bueyes, no de caballos, porque este animal no resistía las amplias zonas desérticas.
Pocos murieron víctimas de ataque de los indios, que en números totales resultan pacíficos, siendo mayor la victimización por el armamentismo de los colonos, su baja experiencia en operación de las armas, e incluso por algunas reyertas entre los “civilizados” hasta por diferencias religiosas como la masacre de los mormones a colonizadores y el vandalismo en zonas remotas.
Otros mitos fueron la grandeza y la mitología que muchos autores dotan a los pueblos originarios, de naturaleza nómada, capaces según las costumbres tribales de aplicar eutanasia o abandono de personas mayores ya inútiles para aportar beneficios a la tribu, pero la vida errante de los indios no se originó como piensa en el uso del caballo, ya que antes de dominarlo, la forma de vida de las tribus era de constante migración, por razones de caza, de presencia de bisontes, de agua y de maderas, entre otros factores de vida antes del caballo que solamente amplió sus distancias.

Las grandes tribus, los Soiux, Cheyennes, Shosones, Arapahos, Utes (Utah) Pies Negros, Comanches y Apaches, por mencionar los grupos descollantes incluso los Crows, mantenían principios de convivencia regulados por la tradición, las autoridades tribales, y los principios religiosos, enfocados en una deidad suprema, con enfoque naturalista como autor de la vida y que en diferentes formas reverenciaban, con ceremonias, y actos relacionados con la vida en las praderas.
En tanto en el Este, se pensaba que vivir en los alrededores de Kansas, en Nebraska, incluso en Colorado, incluso Iowa,eran ocuparse de tierras imposibles de aprovechar en la agricultura, o en otro fin, eran baldías, y sin interés económico, aunque la actividad minera por las fiebres aúreas, tuvo mucho que ver en las migraciones que pretendían llegar a mejores lugares, como California u Oregon, lo que tuvo que ver con el surgimiento de Denver y Colorado.
La expansión al oeste fue tolerada, aceptada por las grandes tribus, sin que buscaran oponerse hasta que fueron exasperados por la falsedad de los convenios ofertados o consagrados con el hombre blanco y el gran padre de Washington, el presidente en este caso Taft, pero un gobierno no necesariamente cumple lo prometido por el anterior.

Este criterio influyó mucho en el pacto de Laramie, en agosto de 1851, en una negociación que llevo una duración de casi dos años, en que prácticamente participaron cerca de 12 mil indios de diversas tribus. Una estimación es que una tribu poderosa rondaba en 2 mil integrantesaproximadamente, con caballos, y una fuerza de guerreros de unos 150 hombres, como máximo. No eran tantos, y el alud poblacional blanco los desplazó, Laramie resulto insuficiente para sustener esa población flotante y subieron a la zona virgen del Valle Azul, con suficientes pastos, búfalos, y lo necesario para esperar el fin de las negociaciones.
Los jefes indios sin embargo no eran como los hombres blancos con poder. Es decir, si un asunto era público, correspondía a todos los integrantes de la tribu, resolverlo, enterarse y participar en la decisión, manifestada al jefe que firmaba los pactos como resultado de las consultas reales en cada comunidad, la respuesta de las tribus a la convocatoria sorprendió en su respuesta, pero fueron atraídos por la oferta de paz, de comidas gratis y regalos para cada tribu, y que durante el tiempo de las negociaciones, se buscaría que todas las tribus tuvieran sustento, así como sus animales.
Conjuntar tribus diferentes, normalmente confrontadas y en disputas, fue un hecho sobresaliente en Laramie, ese año y en la historia del norte. Los Cheyennes, altivos estaban en guerra permanente con muchos pueblos vecinos como los Shoshone, los Sioux con los Crows, pero se les ofrecieron garantías de paz, aseguradas por los negociadores blancos de buena fe,
Curiosamente la dotación del Fuerte Laramie, era de 150 soldados, y 33 dragones que llegaron como refuerzo, con una instalación incompleta la solicitud era de mil hombres con cañones, pero no pudieron enviar esa cifra nunca, laconcentración indígena pudo resolverse en un golpe mano incontenible de los indígenas, pero no ocurrió, estaban convencidos de la necesidad de la paz.

La guerra con México, realizada en esos años previos al 51, como luego la guerra civil, habían debilitado la capacidad militar de los Estados Unidos, y como siempre en la historia de América sea central, sur o del norte, hubo una figura eclesiástica: El Padre belga Pierre Jan Smet, sacerdote europeo jesuita que realizó un increíble apostolado entre las tribus.
Incluso aprovecho los pactos para lograr números impresionantes de bautizos y conversiones entre los indios, que sin grandes problemas aceptaron su teología. Fue un pacificador pero los indios captaron mejor su mensaje que los blancos.
Los periódicos del oeste como el Zendt Farm Clarion, fomentaron el odio y menosprecio al indígena celebrando los actos punitivos en su contra, por razones personales del propietario que sufrió pérdida de familiares en una escaramuza con los indios. La narrativa creo verdaderos monstruos exterminadores en su momento.
El mosaico humano de intereses, capacidades, mezquindades y egoísmo, se acentuó frente a Maxwell Mercy que sufrió una herida que lo dejó lisiado de por vida en Chapultepec, México y siguió en servicio activo y el capitán Ketchum, del Fuerte Laramie, quiénes con apoyo de mujeres destacadas en esa zona, intervinieron y abogaron por un acuerdo de verdadera paz respetando el modo de vida de los indios, lo que significo extenderles una zona enorme bajo el criterio de la Suprema Corte de que eran naciones con las que podían hacer acuerdos, la debilidad del ejército estadounidense propició ese acuerdo tan justo para los originarios.
De esta manera se hizo el convenio cediendo a perpetuidad a los indios, 230 mil kilómetros cuadrados, lo que significa que cada indio tendría un área de 36 kilómetros para desarrollar su forma de vida.
Les entregaron un área enorme trazada por los caucescaprichosos del rio Platte, norte y sur, así como rio Arkansas y las montañas rocosas como límite. Los jefes indios aceptaron la influencia de un jefe venerable, Aguila Pérdida, cuyo retrato se captó en algunas fotografías primitivas, luciendo un sombrero de copa. A cambio permitían caminos, 5 fuertes que no se construyeron finalmente y la tolerancia de aceptar blancos colonizadores.
Entre los regalos que junto con alimentos llegaron tarde, en 29 carretas, casi un año después, el presidente le envió uniformes de soldados, que se distribuyeron según la jerarquía indígena, así los jefes máximos les otorgaron un uniforme con galas de general de división. Aguila Perdida lo usó, e incluso fue fotografiado con ese traje, una profecía dolorosa. Tabaco, whisky bueno en escasas cantidades y mucho del casi tóxico Lightning, algunas herramientas, mermeladas, panes, conservas de cárnicos y otros alimentos, así como cobijas y algunas prendas. No les facilitaron armas.
Este acontecimiento, sin embargo tuvo un final trágico,como los tratados de paz en ocasiones encubren circunstancias de guerra, que no se extinguen con facilidad y como el tratado original de Laramie, fue traicionado, anulado, y nunca se entregó la pensión monetaria que se ofertó originalmente a los indios, para entonces el presidente era Buchanan y sus burocrátas, líderes religiosos yoportunistas corruptos, palurdos criminales, crearon un contexto de exterminio para los originarios.
La obra primera de Michener, tiene 684 páginas y esto es resultado de una segunda lectura, es un mosaico vivo antropológico e histórico desde la prehistoria hasta el momento descrito con perfiles humanos coloridos, vivos, pasionales, y como un preciso relato de la mentalidad, y forma de vida de cada uno de ellos, esta obra sacudió las instituciones estadounidenses, las universidades y incluso reflejó otro enfoque de lo fue Hollywood denunciando lo que era un mito: Blanco bueno, indio malo, esto en 1970-80 era una bomba de conciencia revisionista.
Nadie era perfecto entonces, blanco o de piel roja, nadie pudo hacer más de lo que su realidad le permitía, es una gran enseñanza de cómo abordar la historia. Si le intereso busque la segunda parte, a la brevedad.
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