Por Horacio Villaseñor Manzanedo*
De gobiernos muy “malitos” solo pueden surgir, en el mejor de los casos, candidatos muy malitos.
Los políticos y sus partidos siguen alejados de la sociedad, porque no saben qué se debe entender por cercanía; la cercanía gubernamental se refiere a la capacidad para resolver, oportunamente, los problemas públicos, los generales, no los de algunos cuantos, no los de un partido o grupo de amigos. Erróneamente se cree que los “políticos” deben regresar, acercarse, visitar frecuentemente a sus electores y recibir reportes, y no, lo que la sociedad necesita es que el servidor público que enciende la lámpara fundida; el que tapa los hoyos y baches; el que recoge la basura; el que repara las fugas de agua y destapa los drenajes; el que retira los árboles secos o a punto de caer; el que retira los autos de desconocidos que tapan cocheras o banquetas; el que conserva y mantiene en inmejorables condiciones los camellones de calzadas y avenidas; el que detiene o investiga a los infractores o sospechosos que impunemente hacen lo que se les antoja dañando la paz social; ellos, a los que les pagamos, con nuestros impuestos, para que nos proporcionen servicios y nos garantices espacios públicos seguros y dignos, ellos sí, son los que deben estar muy cerca, son los que deben atender los desperfectos antes de que la gente los observe, sufra y se queje. Los “políticos” ahora convertidos en dis-funcionarios, por sus incapacidades, nunca podrán lograr que la función pública, funcione. Todo el rollo que se echan ya cansó, ya hartó, la sociedad no necesita ver a los políticos disfuncionales sino a los ayuntamientos funcionando, resolviendo los problemas que por desgracia no solo no resuelven, sino que se les agudizan. Esa ineptitud que ha dado lugar a formas inimaginables de ocurrencias, vaciladas, corrupción, impunidad, ineptitud y complicidades; ha generado un notorio vacío. Lo que había de un incipiente servicio civil de carrera local se desarticuló y fue sustituido por los nuevos compromisos de la alternancia en Jalisco, primero el PAN, el PRI y después MC, todos igual de chafa; la burocracia creció en obesidad; los encargos o cargos públicos fueron y son para los cuates, que no saben, el presupuesto se utilizó y se utiliza para pagarle a familiares y conocidos y a la burocracia mal dirigida en lugar de gastar en inversiones y capacidades para la eficacia de los servicios públicos. Los “políticos” chafa responden a grupos de interés, no representan a la sociedad o solo la representan con rollos, discursos ya no creíbles. Los gobiernos municipales de la hoy llamada ridículamente Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), deben dar un giro a la política local y demostrar que entienden y deben ejercer en forma diferente, sin cuates ni conocidos improvisados en los equipos directivos, con profesionales de la función pública que garanticen la solvencia y la eficacia hoy inexistente y que tienen a los gobiernos regalando mochilas en lugar de ser serios y proporcionar la seguridad y la calidad de vida deseable. El drama es que ni políticos, empresarios, académicos, activistas, jóvenes o viejos, partidos políticos “diferentes” o candidatos independientes, han podido hacer bien las cosas. Para poder hay que poder, no basta solo querer. No se trata de echarle muchas ganas, se trata de saber, de tener capacidad, de ser un profesional de la función pública. En el 2021, habrá elecciones, y por lo visto solo habrá candidatos que ya demostraron no poder y candidatos, nuevos, que demostrarán también no poder. Ni modo, esto es lo que hay y lo que se votará en 2021.
