Horacio Villaseñor Manzanedo*
La idea de que los ayuntamientos sirven, son útiles y funcionan, hoy, es una creencia errónea. Lo peor es que los presidentes municipales y regidores, los ayuntamientos,creen que trabajan mucho y hacen lo que deben hacer y la realidad es otra, los problemas públicos de su responsabilidad, lo que les toca atender, no solo no se resuelve, sino que administración tras administración, empeora. La constitución nacional, en su Artículo 115, determina claramente que el Municipio debe ser gobernado por un Ayuntamiento, no por un Presidente Municipal, entendido el Ayuntamiento como el espacio institucional colegiado de gobierno integrado por los regidores y un síndico, lo que supone que ya en el gobierno no hay oposición, todos los regidores son responsables de lo que se haga mal y esto no lo entienden, porque no saben, ni sus asesores, derecho público. Constitucionalmente, el Municipio, a través, de su Ayuntamiento tiene a su cargo, por Ley, los siguientes servicios públicos: a) Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales; b) Alumbrado público; c) Limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos; d) Mercados y centrales de abasto; e) Panteones; f) Rastro; g) Calles, parques y jardines y su equipamiento; h) Policía preventiva y tránsito; y, administrar su territorio, en el entendido de que todos los servicios deben darse en todo el municipio, no solo donde se pueda o donde le convenga a alguien políticamente. La realidad es que hay colonias que aún no tienen servicio de agua “potable” o que es muy malo; el drenaje es insuficiente y en época de lluvia las inundaciones se han vuelto un peligro, además de que de las alcantarillas brota “caca”; lo mismo pasa en el tema del alumbrado, amplias zonas permanecen oscuras por meses y años; en materia de limpieza, la ciudad está hecha un asco y la eliminación de las basuras es un desastre; los mercados, igual de cochinos y peligrosos ante la falta de mantenimiento;desde hace años hay déficit de panteones municipales; los rastros otro cochinero; las calles, parques y jardines, sin conservación ni mantenimiento mínimo indispensable, sucios, abandonados; el servicio de seguridad muy malo o inexistente; no pueden ni balizar los topes, menos las calzadas y avenidas; insuficientes agentes de tránsito; y, la planeación del desarrollo urbano, letra muerta; la visión metropolitana, una vacilada. Hay que decir que, aunque los ayuntamientos hayan cedido las atribuciones de agua, drenaje ytránsito al gobierno estatal, por Ley, la responsabilidad de asegurarse de que se den, dichos servicios, en inmejorables condiciones sigue siendo de los ayuntamientos.
La lista de los defectos directivos de los gobiernos municipales puede extenderse y pormenorizarse, pero su común denominador desde hace décadas es la ineficacia relativa del gobierno en el cumplimiento de las funciones públicas y en la realización de los objetivos de importancia social, con el resultado de que ha crecido el escepticismo en la capacidad directiva de los gobiernos (Luis F. Aguilar, 2012).
La última reforma administrativa, seria, hecha en Guadalajara, fue hace 40 años, desde entonces a la fecha no ha habido capacidad para iniciar una gran reforma organizacionalque requieren los municipios del siglo XXI. Algunos “funcionarios” han llegado al “ridículo” de culpar a los ciudadanos por la ineptitud gubernativa existente, argumentando, además, que para que el gobierno cumpla con sus obligaciones, la sociedad debe participar haciendo trabajos que corresponden a la autoridad. Todo mal y ahora con una pandemiade Covid19 encima. Entonces, ¿qué hacen bien los ayuntamientos?
Horacio Villaseñor Manzanedo* es:
