Por Manuel Gutiérrez.
Por no hacer la primera entrega tan extensa, dado que invoque la obra de “Eichman en Jerusalem”, “Los Orígenes del Totalitarismo”, y su aporte sobre “La Condición Humana”, no agregamos otra importante obra de la historiadora, filosofa, socióloga y erudita, Hanna Arend, nacida en Alemania, de origen judío pero cuyo talento la hizo influir en todo el mundo.
“Entre el pasado y el futuro” me llamó mucho la atención, por su singular enfoque del tema editado en 1961, abarcó 8 tópicos de pensamiento político y moral, porque toda su obra es profunda y llega a las incógnitas personal del destino humano, le seguiría su estudio “En la revolución” en que hace una disección muy interesante de la revolución francesa y de revolución de los Estados Unidos, sin caer en el radicalismo, impuso sus ideas humanistas.
La revolución americana, consagró los derechos del hombre y del ciudadano de los Estados Unidos, lo que hizo en escala mundial a quiénes gustarán imitarla, la Revolución Francesa, pero no tuvo el impulso acerado de extirpar la religión, así como de aniquilar a los creyentes, que sumados a la nobleza, fueron sentenciados por el nuevo poder girondino, que terminaría por asentar el mundo de la burguesía y el capitalismo, en lo económico, y lo democrático, frente al concepto del derecho divino y hereditario de la realeza, pero llegó Napoleón y con el XVIII Brumario, puso otra vez en el trono a la realeza y contuvo y de paso un liberalismo más maduro, aceptable, superior a las ambiciones de la cepa revolucionaria muy radicales.
NOS HACE FALTA TEMER AL INFIERNO.
La forma equivoca en que empleó la razón humana – dice Hanna- dejando la sensatez, que cuando falta o fracasa, nos enfrenta a una crisis completa.
“La desaparición de sentido común, es el signo más claro de la crisis” hoy se nota en el desesperado intento por reformar todo el sistema educativo de transformarlo por completo y hacerlo un aparato inútil pero propagandístico.
Previamente, Hanna estudia el concepto de la tradición, la autoridad y la libertad, antes de aplicarlo al tema de la educación y al tema político, jurídico e histórico.
En el caso de Roma, la aceptación de la tradición griega, permitió que la tradición pasara a ser vital, como en el período del romanticismo, en que se exalta, ese traspaso permitió enriquecer la cultura occidental, que necesita valores y tradición,
Marx, otro influyente pensador del siglo XX también judío, atacó la tradición: “ Al modo de Kierkegard, y de Nietzsche, trata desesperadamente de pensar en contra de ella, y todo comenzó cuando Platón se apartó del mundo habitual, para encontrar la experiencia filosófica , pero al privar el pensamiento de la realidad, hace que se vuelva carente de significado” expone Arendt.
Después que Marx, Nietzsche y Kierkegaard, el gran maestro existencialista, desafiaron las premisas de la religión, de la metafísica, y del pensamiento político, pero pese a los ataques desde siglo XIX en contra de la Tradición, se dio un ruptura en nuestra estructura legal de Civilización, como resultado de la incertidumbre masiva en la escena política, y de opiniones masivas en la esfera espiritual, que los movimientos totalitarios mediante el terror y la ideología, hicieron cristalizar en una forma nueva de gobierno y de dominación.
Pero fue Hegel, quién abrió la idea de la continuidad histórica, dialectico y consistente, para repudiar la autoridad de todas las tradiciones, Hegel hace la metafísica, una filosofía de la historia en oposición a la conservación de la tradición, prometiendo un devenir determinista como conclusión.
En tanto Kierkegaard, llevaba la duda a la fe, -partiendo de Descartes y Erasmo- enfrentado la ciencia moderna, contra la religión, en tanto Nietzche proponía que la vida y lo sensual, eran lo real, lo vital a lo que sumó Kierkegard.
Algo contrario a las ideas que desde Platón, daban sentido, dimensión, pero Nietzche, viendo este extravió concluyó que la negación de la tradición eran una “abolición del mundo verdadero pero también el de las apariencias”.
Una idea interesante que maneja la pensadora judía, es que la noción y temor el infierno, parte de los conceptos de la tradición y de la religión, se han perdido y con ello, ese temor al castigo eterno, representó un dique para desahogar los instintos y la sensualidad, dado que la idea del bien, pierde la calidad de patrón, para medir y reconocer el bien y el mal para transformar bajo las ideas de la historia, de la ley de hierro de Marx, en el sentido que se pueden intercambiar por otros factores, como el poder y la conveniencia.
Hanna propone que “se vuelva a pensar, en medio del caos y de la desesperación, con la posibilidad de recuperar valores del pasado que conceden más fuerza a los nuevos pensamientos en un retorno de la humanidad en un mundo que se ha vuelto inhumano, ya sea enfrentándose a un mundo materialista, o la oscuridad de los hechos políticos que dan fondo al totalitarismo”.
“Hablar del mundo y de la vida en común” es un concepto de Arendt, pero está tomado del pensamiento de Roma, pero abraza la pluralidad humana, pensar cómo puede lograrse el movimiento humano”.
Arendt entendió que su misión era decir la verdad, porque los bufones y aduladores dominan en donde el poder se entroniza con dogmas caducos: “Favoritos de la corte, hay que decirles la verdad, con risa, rabia e ironía” porque estaba ya presente el estado totalitario con su anarquía de valores suplantada en su autoridad incuestionable y centralizada.
“Pero cuando la acción política queda imposibilitada, queda la libertad de pensar, el lenguaje, por medio del cual podemos movernos entre los escombros del mundo” explica Hanna.
Arendt, en tanto pidió a la gente pensar, -algo muy difícil en el siglo XXI- pero esto es resultado de aplicar razón e intelecto, para comprender que el pensamiento requiere un modelo de la teoría del conocimiento (epistemología) para poder contestar las cuestiones últimas de Dios, la inmortalidad y la libertad.
Ella explica que pensar es algo que se hace en forma constante en la vida, no sólo de los filósofos y profesionales del pensamiento y alcanza como pensamiento crítico, una forma importante para la sociedad y para el individuo, para pedir responsabilidades, bajo la conciencia moral del bien y del mal, para vivir con coherencia en el mundo. Alcanzar ese nivel, libera.
Pensar subyace en la responsabilidad ética y política, pero si solamente se limita el individuo a pensar sin actuar, puede caer en la contradicción, ser un servidor del contexto social, ciegamente, porque es un sujeto irreflexivo, finalmente, cayendo en el peligro en el sentido ético y en sentido político, frente al pensador en silencio propone el pensador extensivo, que busca la comunidad de del género humano, pues la pluralidad, y la compañía, son esenciales para el pensador.
El medio clave para ello es a comunicación, de la que dice Arendt: “ Aquel poder que arrebata a los hombres la libertad de comunicar públicamente sus pensamientos, les quita la libertad de pensamiento: La única joya que nos queda con las demás cargas civiles, y mediante las cuales, puede procurarse remedio contra los males de este estado” por ello tras la reforma judicial, sigue la libertad de expresión a ser silenciada.
La acción y en pensamiento dice Hanna en su profunda inmersión entre los pensadores de dos siglos, “requiere que los hombres vivan en condiciones de libertad política, que requiere de un espacio público que garantice su aparición en el mundo” y perfila la idea del Pensamiento Crítico: “Es anti-autoritario” y parte de la capacidad de juzgar, ese discernimiento frente a los cambiante y contingente, un uso público, que genera una capacidad crítica profunda, y que cuestione los arbitrarios fundamentos de lo previamente establecido” lo cual es saludable en la política y libera de los excesos del poder.
Para Hanna Arendt, su visión del infierno, es la perspectiva del campo de concentración y exterminio, pero el concepto religioso era importante como tal. Y todo empieza en el pensamiento, y su corriente histórica, es la consecuencia del abandono de valores, tradición e ideales, como el Honor y la Verdad, que ya no fundamentan la naturaleza humana en el siglo XXI, en que han dejado incluso de cuestionarse con las grandes preguntas filosóficas, o las realidades de la ciencia política.
Ahí, cabe el concepto de “banalidad del mal” en referencia a que este puede ser instrumentado por personas comunes, sin un perfil psicótico, actuando simplemente por formar parte de un contexto social, dado que Eichman, el nazi exterminador, fue estudiado en forma abundante su perfil psicológico y lo más sorprendente es que era un hombre común.
La banalidad no genera ignorancia, pero en ella se sustenta, la imbecilidad lleva a aplicar motivaciones ideológicas exclusivas, polarizadoras, son capaces de hacer grandes crímenes en forma y número tal, generando una sucursal del infierno, sobre todo en un régimen totalitario que considera el exterminio un valor encomiable para asegurarse el futuro de predominio de sus ideas.
Hanna Arendt nos advirtió de ello, e igual que la Maestra Ayn Rand, nos mostró el espejismo que encierra el totalitarismo, capaz de darnos un infierno total, pero analiza los ataques filosóficos y sociales a los que se someten los valores de una Civilización, para mostrar su necesidad de permanencia, y sobre todo de participación en la conformación de un mundo que no puede precindir del pasado, pero al que no puede intentar regresar.
Tampoco conviene al destino humano que el hombre cruce el umbral del futuro, sin identidad, porque el pasado y los muertos son parte de nuestra supervivencia.
Los campos de exterminio ya existen en México, son ranchos, campos de entrenamiento de sicarios, campos de eliminación y fosas clandestinas para los cádaveres, en una ampliación de la “banalidad del mal” que ahora impera en nuestro país, en que el gobierno de todos los niveles, parece ser borrado por ese poder fáctico, capaz de pactar e influircon las instituciones, y trastocar con su poder destructivo, toda la sociedad.
Mediante violencia o desapariciones. La nueva esclavitud, tráfico de personas, prostitución, extorsión y cobro de plazas, han llevado muy lejos a este ente espurio a suplantar la legitimidad y soberanía del Estado la existencia del estado de derecho, que se ve muy lejos en México con la monopolización del poder judicial federal.
La razón de ser del estado, se pone en entredicho, como en su momento los totalitarismos, arrancaron de raíz, las bases de la vida social y la libertad, que deben recuperarse mediante la consciencia colectiva. ¿ Podremos hacerlo, seremos tan maduros como pueblo para emprender esta tarea? De lo contrario hoy pueden estar listas las cadenas con que nos someterán.
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