A Fondo Jalisco
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Gabriel Ibarra Bourjac

Feminicidios le hacen crisis a Alfaro

Los Hombres del Poder

Otra semana para el olvido le tocó enfrentar al gobernador Enrique Alfaro y una vez más fue el villano favorito en las redes.

Ahora le hizo crisis el tema de los feminicidios. Grupos feministas y organizaciones ciudadanas llevaron a las redes su profundo malestar por el feminicidio que le cortó la vida a Vanesa Gaytán Ochoa registrado la mañana del pasado jueves 25 de abril perpetrado por su esposo, nada más frente a Casa Jalisco, que se supone es el sitio más resguardado y protegido del Estado.

En ese preciso momento sesionaba el Gabinete de Seguridad con los comisarios policiacos de los municipios metropolitanos. Reuniones que poco o nada sirven, ya que por lo que estamos viendo, el accionar de la criminalidad y la cultura violenta que se vive en la sociedad, producto del depauperado del tejido social los tiene completamente rebasados.

La noticia rápido se esparció por las redes sociales, al exhibir la incapacidad del gobierno para haberlo podido evitar, toda vez que Vanesa tenía dos órdenes de protección giradas por la Fiscalía del Estado, que de nada le sirvieron.

Tras las diversas versiones que circularon en redes que en Casa Jalisco se había registrado una balacera y que había varias muertes, alguien muy poderoso –seguramente fue el propio gobernador Alfaro- decidió que el video del asesinato se subiera a redes.

La medida resultó contraproducente, ya que fue como arrojar gasolina al fuego, el incendio creció, la indignación estalló y la ira por la muerte de Vanesa se dirigió hacia el propio gobierno al responsabilizarlo por no haber podido evitarla, conforme lo expresó Cladem México en un documento lleno de dolor y rabia por este suceso trágico que nunca debió de haber ocurrido. 

LA INDIGNACIÓN JUSTIFICABLE

Ante este escenario es muy válido el duro y crudo reclamo que hace Cladem México al gobernador Enrique Alfaro. “A Vanesa no la mató solo el marido cobarde, sino todos los funcionarios ineptos que no procuraron su atención ni seguridad. El Estado le falló a Vanesa y exigimos justicia para ella y justicia para todas”.

“El derecho a vivir una vida libre de violencia se ha vuelto una falacia en el Estado. No hay políticas públicas de prevención de las violencias y tampoco hay acceso a la justicia para las mujeres que las denuncian. El sistema de justicia está colapsado”.

La indignación que se convierte en rabia, se alimenta de la impotencia, ante la insensibilidad de quienes gobiernan, de esa burocracia que no le importa, no le duele, que una mujer golpeada, amenazada, puede perder la vida. Incluso hay quienes hasta justifican que así suceda.

Son numerosos los casos que han sido denunciados, que los han publicado en redes, con el grito de S.O.S., sin que se le de la atención adecuada. Y por no escuchar y atender sus gritos, están muertas.

LA DESCOMPOSICIÓN SOCIAL

El gobernador por su parte se manifestó sobre el doloroso suceso que rebasó la capacidad de su gobierno para darle la protección que Vanesa requería. “Lo que sucedió esta mañana es la muestra de una descomposición social que duele, que ofende, indigna y da rabia. Un hombre mató a su esposa y lo hizo con un nivel de violencia que pasa los límites de una sociedad en descomposición”.

Alfaro se abstuvo de señalar que el suceso fue frente a Casa Jalisco, no sucedió en la periferia o al interior de una casa. A plena luz del día y frente a sus policías.

Hay quienes le reclaman al gobernador Alfaro de pretender culpar a la sociedad de este suceso. No creo que haya sido así. Lo que expresó Enrique Alfaro es muy cierto. Es el mundo al revés. Muestra la terrible pérdida de valores a lo que hemos llegado. Y cómo la ira de pronto puede alcanzar dimensiones hasta llegar al asesinato, que es la expresión más vil y de barbarie del ser humano. 

Que paradójico y complejos los seres humanos. Vemos la evolución del conocimiento, los adelantos científicos, el poder llegar a la luna, al planeta Marte, la capacidad de comunicarnos al instante a decenas de miles de kilómetros y todos esos adelantos de los que disfrutamos.

Pero lo que no podemos controlar es la maldad ni frenar o reducir la capacidad de destrucción del ser humano. La maldad junto con la soberbia y el afán de control hasta dónde nos lleva.

Y en contra partida tenemos a un Estado cada vez más débil que se ve rebasado no sólo por el crimen organizado sino por este tipo de conductas de sujetos que con tal de saciar su venganza están dispuestos a todo. 

Habría que preguntar que hace el gobernador Alfaro para que este tipo de conductas no sigan sacudiéndonos y tiendan a reducirse, más allá de sus sueños grandilocuentes de pasar a la historia como el mejor gobernador de Jalisco. Ante esa cruda realidad su discurso parecería una vacilada. 

¿Quiere cambiar la historia? Pues que empiece por la reconstrucción del tejido social, de impulsar una cultura de paz, con la recuperación de los grandes valores universales, empezando por respetar a los demás.

Hay mucho por reflexionar.

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