Por Manuel Gutiérrez.
A los maestros Don Francisco Javier Burrero, en Sevilla España/ Don Antonio Maza Pereda, Ciudad de México |
El acto final de su vida, llevó diez minutos, su drama fue de diez días, a partir del suceso que ocasionó su pena de muerte, todo comenzó el 13 de noviembre de 1927, y concluyó el día 23 del mismo mes, en un procedimiento sumario, relámpago. Su muerte fue un suceso que impacto a la Ciudad de México y al país, por el valor con que fue asumido. El muerto, fue el ingeniero Luis Segura Vilchis, acusado de atentar con una bomba contra el presidente de México, Alvaro Obregón sobre la marcha en un atentado que no duró ni diez minutos.
PASADO MAS PRESENTE.
Una edición de la Feria Internacional del Libro, obvio muchos años después me colocó en un sitio afortunado charlar por 1 hora con el historiador Antonio Rius Facius, autor de la obra histórica México Cristero, que implica Dos Tomos, una obra extraordinaria por su calidad narrativa, su certeza histórica aplicada al campo de la ACJM, la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, que en los años de la Cristeada, fue determinante para formar cuadros de líderes cívicos y militares que realizaron la resistencia a la persecución de Plutarco Elías Calles.
Otro personaje fue Lorenzo Servitje, el padre de Marinela, su hija y de todo el emporio trasnacional de pan mexicano llamado Bimbo. Lorenzo, ya sexagenario era un historiadory filósofo profundo, y uno de los autores más autorizados para hablar de la Democracia Cristiana, así que eligió a Emmanuel Mounier, un líder francés católico, padre del personalismo, idea que el hombre tiene esencias materiales y espirituales.
La idea era presentar un libro sobre este, en tanto Don Antonio presentaba una reedición bellísima de México Cristero, aunque hizo otras obras de gran valor como: “De Porfirio Díaz a Plutarco”. Su obra con bellísimos grabados y una colección inigualable de fotografías de los mártires muyimpresionante, la hacen un libro muy codiciado hoy en día.
Don Lorenzo, no fue dejado un minuto solo, cortejado por una legión de gerentes de su empresa, por personalidades de gran sociedad de México, presentes ahí, era imposible hablar con él, aunque estábamos en espera de nuestro show de presentación.
En cambio, Antonio Rius, no millonario, no tuvo más que charlar. Todo se lo debo al Historiador Enrique Bautista, que apenas comenzaba a investigar la Cristeada, luego de sus aventuras revolucionarias, nos conocimos en Filosofía. Me invitó porque vió que había leído Jean Meyer, los 3 tomos y supuso que conocía el tema cristero que él empezaba a incursionar.
La verdad, si había leído México Cristero, atraído por sus espectaculares fotos, su presentación de arte, y una prosa encendida e inspirada de Don Antonio con rigor histórico.
Así fuimos a la FIL, que grabó todo. Enrique salió avante en su nueva área de investigación y me justificó como un “sobreviviente” no supe de qué, pero ya estaba ahí. Aborde el tema, pero solté el dardo, de que “No volvería haber una epopeya similar a la Cristeada en México, porque la sociedad era diferente, la cultura, el nivel educativo, la pluralidad y la democracia, ya no permitirían esa Veende,esa corriente Chuan mexicana. Eso hizo estallar a mucha gente, del PAN, del Sinarquismo, del Catolicismo Social, que pidieron mi cabeza, rabo y orejas.
Por fortuna, no pasó de filípicas muy interesantes, pero estaba asombrado de la pasión que había tocado, que no era algo enterrado y parecía que era 1927.
VOLVAMOS AL PASADO, MUY PASADO.
El Ing. Hidráulico, Luis Segura Vilchis, era un profesionista exitoso, contratado por el gobierno revolucionario para hacerse cargo de la planta de luz de Necaxa.
Luis Segura, era integrante de la ACJM, y luego paso a la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa, bajo el mando de René Capistrán Garza, ilustre directivo de esa gesta, que sobrevivió incluso fue guionista de cine, con “La Virgen que forjó una Patria”.
Durante un asalto de obreros de la CROM para acalambrar y descalabrar católicos en una iglesia capitalina, le tocó el asalto a Luis. Este había acudido a una enseñanza piadosa, cuando la violencia asaltó al templo. Sin armas, aunque uno de los católicos portaba una pistola de calibre menor, que no sirvió a la hora de la hora, los de la ACJM discurrieron, entre ellos Luis con su mente de ingeniero, buscar piedras.
Estas fueron ladrillos que arrancaron para usarlos como proyectiles. René le ordenaba a Luis retirarse, pero este lo hizo hasta que acabó con su último ladrillo.
Desde ese momento mostró un valor resuelto, una personalidad firme, y cuando el conflicto se volvió muy grave, discurrió como acto personal, armar un artefacto explosivo, planeó solo la ruta y siendo conocedor del presidente Obregón supo interceptarlo y uniéndose a la caravana, lanzarle, la “granada” que estalló, pero no causó más que daños al auto de Obregón.
Luego de esa audacia, Luis pensó que la mejor forma de enterarse de que había pasado, era ir a ver a Lorenzo Gaona, el Faraón de Texcoco, que con otros matadores convocaban a todo México y llenaban la plaza en su totalidad. Luis fue a la corrida, porque era aficionado y el destino hizo que se sentara en una localidad en que el mismo Manco Obregón, lo distinguió en la plaza, y le dedicó un saludo con la mano, a distancia.
Luis devolvió el gesto y gozó de la corrida. Pero el Inspector de Policía, Roberto Cruz, no olvidó detalles y recordó al automóvil sospechoso, un Essex, placas 10101, que para colmo, había pertenecido a un sacerdote jesuita, y su hermano: Agustín Pro, y su hermano Humberto también religioso y parte de la Liga Defensora.
El auto fue adquirido por Luis una semana antes. Los nexos quedaron establecidos, y rápidamente Cruz aprehendió a todos, incluyendo a Agustín y Humberto, que nada tenían que ver con el atentado. Luis aceptó la “investigación” acorde a su tiempo, y resistió hasta que Roberto Cruz le mencionó que también eran culpables, el sacerdote Agustín y su hermano Humberto.
Al saber de eso, Luis confesó de manera plenaria, pretendió exonerar a los Pro, con el detuvieron a Nahum Lamberto Ruiz y a Juan Tirado . La declaración y juicio fueron fulminantes, sin pruebas, sin amparo, sin respeto a las normas, la sentencia fue de muerte por fusilamiento.
El día 23 de noviembre, por la mañana, se presentó Roberto Cruz. Luis aceptó ese paseo de la muerte, como torero con garbo y sus imágenes parecen ser de una caminata de otro significado.
UN TESTIGO DE LA HISTORIA. JUAN OROL.
Roberto Cruz, había contratado a un joven español Juan García, como camarógrafo, a quién la posteridad y el siglo de oro del cine mexicano lo insertarían como Juan Orol. Yo tome el dato de su biografía, que era de Clio.
Roberto le dio chamba, porque la prensa pedía acceso a las víctimas de hechos de sangre. Cruz pensó que mejor era proporcionarles las que la Policía quisiera. Pero este fusilamiento, era algo más: Era un signo político, un momento de la historia y le pidió que lo filmara con una cámara de cine.
Orol, junto a los archivos Casasola, y otras fuentes privadasque aparecen en el libro de Rius Facius, con lujo de detalles, narran ese momento. Periodistas modernos como Guillermo Chao, de OEMSA procedió incluso a narrar el capítulo en “Matar al Manco”. Antonio Barquín, al parecer lo incluyó en su martirologio de “El Clamor de la Sangre”.
Los historiadores estaban ahí. Era un lugar llamado El Morrode la Lotería Nacional. Junto a una barda descascarada por innumerables disparos, de muertos revolucionarios. Luis se colocó en posición, pero para su desgracia, con el Padre Agustín Pro y Humberto, totalmente inocentes, pero señalados como chivos expiatorios, -vaya a la Sagrada Familia en México, hay un museo-.
Luis no fue esposado, camino serenamente y se situó en el sitio en que un grupo de uniformados policías, 10 de ellos y un oficial, hicieron la descarga. Hay una foto del instante supremo en que encuentran su cuerpo las balas.
Lo que sigue fue historia el Papa Juan Pablo II, beatificó al Padre Agustín Pro y su hermano Humberto. Luis Segura, fue considerado ejemplar joven de la ACJM; pero su acción no fue aprobada, aunque si admirada, y por lo tanto el intento de magnicidio lo comprometió negativamente en la posibilidad de ser impulsado a niveles de beatitud, pero fue un Macabeo. Hubo dudas si beatificar a Agustín y Humberto, sería leído como reproche al PRI de entonces.
Juan Orol, tenía su primera película el hombre que pasaría a la historia como surrealista, y fue histórica y pasó a los archivos del gobierno, como padre del cine negro mexicano, padre de películas tan numerosas que comprenden desde 1927 hasta 1984, en que logró temáticas de charros,pistoleros, gangsters mexicanos, hombre valientes y muchas, muchas mujeres de salón de baile, cabareteras, y hippies, pero que hicieron un icono del nombre de Juan Orol, considerado “El peor director del cine del mundo” a la fecha, pero sus películas gustaban, harto dramáticas.
Su filmografía abundante, como su lista de mujeres, y estrellas: Maria Antonieta Pons, luego Rosa Carmina, estrellas deslumbrantes del ciclo de oro, porque de alguna manera amasó fortuna y pudo ser productor, director y actor. Sus recursos y una fijación de enamoramiento, lo llevaron a ser esposo de unas 4 estrellas de la pantalla mexicana, sume a María Esquivel y a Dinorah Judith que permaneció hasta su final con él, al parecer era su sobrina.
HIPOTESIS MISION IMPOSIBLE CALLISTA
Luis Segura falló para dar paso a una conspiración que la historia desentraña lentamente. En que cabe la hipótesis de haber sido un instrumento callista, la famosa Madre Conchita, que manejó al católico León Toral, quién logró acercarse en una comida de reelección, hasta cerca del candidato y le ofreció hacerle un dibujo. El caudillo aceptó, había terminado de comer y beber en La Bombilla, y León comenzó a hacer los trazos de su obra, pero a medio retrato, sacó su pistola y logró acertar hasta 3 disparos a Don Alvaro.
En otro juicio relámpago, en que se involucró a la Madre Conchita, pero extrañamente fue protegida por el entrante Plutarco Elías Calles, incluso en su estancia en las Islas Marías, luego colgó el hábito y contrajo matrimonio, con un burócrata que obtuvo plaza gracias al presidente Calles que les regaló un automóvil nuevo. Raro. Ese hecho histórico, dado que Toral, no era muy sagaz, aunque generoso y valiente. Aceptó como se le vino el mundo encima y creyó haber prestado un gran servicio a la causa perseguida, así la culpa pasó a los católicos.
Este magnicidio, no sirvió para atenuar el conflicto en proceso, sino que se agravó y llegó a 3 años de guerra oficiales, más unos dos de guerra extraoficial, luego de los Arreglos, en que el gobierno eliminó a los destacados que católicos que dejaron las armas, esa nueva persecución se conoce como la Segunda, y es narrada magistralmente en Rescoldo, de Antonio Estrada, una obra maestra de la amargura e impotencia.
RUIS FACIUS
En la charla de la FIL, Antonio Rius, platicó con Bautista. Luego pidió mi opinión de su obra, que iba a presentar “ Lava a presentar, pero no quiero que la defienda. Quiero que diga lo que siente, como la leyó, lo que le dejó… leerla” nunca he podido olvidar ese día. No sabía que era un gigante del Hispanoamericanismo, del ideal de caballería, de Lanza en Ristre.
En mi defensa cite a Luis Segura como luego al leonés Luis Navarro Origel, exalcalde, que fue el primero en levantarse en armas, y cerré con Dionisio Ochoa, de los Cristeros del Volcán de Colima, que vienen en el libro, en tanto Bautista, soltaba sus primeros hallazgos de la vida del Beato Anacleto González Flores, Don Antonio consideró que sabíamos algo y ya no preguntó.
“ Mire, eso de ír al paredón como si fuera un paseíllo de plaza de toros, con una seguridad, es parte de los muchos episodios electrizantes de su libro” recuerdo que le dije.
Fuimos llamados a pasar a una sala de conferencias repleta. Las luces se encendieron, presentó un maestro universitario a las personalidades, entre las cuales me había atrevido a usurpar. Sentí la garganta seca. pero escuché a Don Lorenzo, disertar con maestría de la Francia democrática y conservadora, y luego a Bautista y de pronto tuve la palabra.
Hablé de Luis Segura, de Miguel Gómez Loza, como paradigmas de valor, porque poco destacados eran, de los episodios de lucha de esa epopeya por la libertad de conciencia, en que recordé a mi madre, que niña conoció a cristeros jóvenes escondidos, en su casa humilde, porque mi abuela, a quién no conocí, decidió ayudarlos todos eran campesinos
Y mi madre, como niña participó en manifestaciones, rezos, protestas, y finalmente, mi abuela le dio un ultimátum: “En la escuela de gobierno, enseñan puras cosas malas que pueden hacerte perder tu alma. Ya estás en tercero, sabes leer y escribir, y algo de números, tal vez te cases y formes tu familia, y necesitamos que trabajes, ya no irás a la escuela, es una trampa del gobierno para hacer que los niños se vuelvan contra sus creencias, tu no irás”.
Y mi madre fue obrera, y me narró su versión de Jamay,Jalisco en la Cristeada. Ella identificaba, a los Ramírez Acuña antecesores como cristeros. Era una católica común, como muchas de esa época. Y que mi abuela, que no conocí,decidió todo por ella.
-Al parecer el valor era muy abundante, como el honor y la dignidad en muchos mexicanos de esa época. No adoraban el dinero, la vida cómoda, la indignidad. Pero eso había acabado-
Incluso rechazaban cargos públicos, porque había que firmar la “protesta” un documento promesa que serías leal al gobierno, alcancé a firmar eso, eran otros tiempos, era 1980.
Hacer eso en el conflicto, era como firmarle al Diablo. Pero el país había cambiado y muchos de nosotros que todavía vimos la salve nocturna dedicada a la Guadalupana, con encendidos cantos de “No desmaye nadie. Sigan la bandera, vamos a la guerra” y de pronto eso había vuelto me estalló en ese auditorio, cuando los sepulté en el pasado, me gustó esa reacción, el puyazo dio resultado.
Nunca más nos volvimos a cruzar, -que lástima- fue un momento tan extraño, como normal en la vida de un periodista desempleado, pero me tocó, y creí en FIL que es plural y una ventana de la historia y eso no se paga con nada.
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