Existe ilusión por parte de expertos y académicos de que con la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el derecho del consumo de la marihuana con fines lúdicos, la violencia venga a la baja en México.
Basta recordar que en los últimos doce años (los sexenios de los presidentes Calderón y Peña Nieto) entre homicidios y desaparecidos son cerca de 300 mil el saldo sangriento que ha dejado la lucha contra el narcotráfico del Estado Mexicano.
Plantean los expertos que están de acuerdo con la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que aunado a la legalización de la marihuana, se tiene que instrumentar políticas públicas y programas en materia económica, social y educativa en sentido paralelo a las políticas de regularización que le toque llevar a cabo al próximo gobierno federal.
La marihuana es la droga que más se consume en México y de acuerdo a estadísticas del 2012 al 2018 pasó de 6% a 8.6% y las entidades donde más se solicita son Jalisco, Quintana Roo y Baja California.
Por supuesto que los cárteles que operan el negocio en esa proporción tienen también sus ingresos de este mercado ilícito de producción, tráfico y consumo de la marihuana.
El experimento de legalizar el consumo de la mariguana es interesante, en el contexto de la violencia y corrupción que ha generado la prohibición de las drogas, operado por grupos criminales cuyo poderío ha llevado a la crisis de la gobernabilidad en diversas entidades del país, donde los cárteles se convierten en amos y señores, superando al propio Estado.
La violencia está acompañada de la corrupción al disponer los grupos criminales de altas cantidades de dinero para comprar la protección y complicidad de cuerpos policiacos enteros, así como a funcionarios de altos niveles del gobierno, llegando incluso hasta a gobernadores que los han corrompido, desde el financiamiento de sus campañas logrando después la protección de sus negocios.
¿Y LAS OTRAS DROGAS?
Los resultados de estas decisiones del gobierno y su instrumentación de programas de prevención, difícilmente tendrán resultados satisfactorios a corto plazo. Si bien es cierto que la marihuana es la droga de mayor consumo que existe en el país, sin embargo no es la única droga, están las llamadas de diseño que se elaboran en laboratorio, que en estos últimos años ha aumentado considerablemente su consumo, son más baratas y fácil de producir como son el éxtasis, metanfetamina como cristal, ice, entre otras.
¿Qué hacer con las otras drogas duras, donde se incluye a la cocaína y la heroína, ésta última derivada de las amapola? ¿También se deben de legalizar?
El consumo de drogas es un problema no sólo de salud pública, sino también de seguridad nacional, por el poderío que significan los grupos criminales que manejan el negocio.
A las organizaciones del crimen organizado se le pega un golpe con la decisión de legalizar el consumo lúdico de la marihuana, ya que al dejar de ser ilegal ya no pueden traficar con la misma, pero les quedan las otras drogas y que seguramente intensificarán su labor para generar mayor mercado, mayor número de consumidores.
En ese escenario, la violencia y la corrupción difícilmente disminuirán, por la diversificación que existe, por las industrias ilegales que han ido desarrollando, como es la del secuestro, robo de auto y autopartes, extorsión, tráfico de personas, de armas, de órganos, principalmente.
LAS DROGAS EN LOS ANTROS
Al margen del daño que pueda representar el consumo de marihuana en la salud de las personas, las otras drogas seguirán circulando en la clandestinidad y la competencia entre las organizaciones criminales que no dejarán de disputarse los mercados con los resultados de violencia que va implícito.
Los que creen que la violencia irá a la baja, citan ejemplo de otros países que han legalizado la marihuana, pero el caso de México, es muy distinto, donde proliferan las drogas sintéticas, además de la ausencia del estado de derecho y la alta impunidad que ha prevalecido en las últimas décadas, lo mismo en los gobiernos del PRI que en los del PAN.
El tema es altamente complejo, la marihuana es una de diversas drogas que forman parte del negocio de los grupos criminales, por lo que el mercado clandestino de venta y producción de drogas continuará, la violencia seguirá viva, pero a la decisión que tiene el aval de la Suprema Corte de Justicia hay que prestarle atención y darle seguimiento.
Se afirma que el Gobierno instrumentará políticas públicas y programas de prevención, tratamiento y de educación, habrá que ver cómo se desdoblan estas políticas, de lo malo que tenemos lo bueno puede ser que se empiezan a aplicar medidas diferentes, más allá del uso de la fuerza del Estado que sólo ha provocado que México se convierta en un cementerio gigantesco lleno de tumbas y de cruces.
Correo electrónico: gabriel.ibarrabourjac@gmail.com
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1 Comment
Esta genial el articulo. Reciba un cordial saludo.