A Fondo Jalisco
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Destacada Jaime García Medina

Los estamos viendo- Desigual gamble de Enrique Alfaro vs López Obrador; el juego tiene final prevista


Por Jaime García Medina

A muchos les parece raro lo que día a día vemos en Jalisco: manifestaciones de protesta; halconazo y la suspensión de garantías que por dos tardes-noches aplicó el Gobierno de Jalisco el 4 y 5 de junio; diversos ataques al presidente Andrés Manuel López Obrador; otros tantos, menores, al gobernador Enrique Alfaro, son parte de la disputa anticipada de la candidatura presidencial 2024.

El desenlace del conflicto es previsible: si el obradorismo entrega al alfarismo la presidencia, los principales promotores y actores de la 4T serán perseguidos. Me refiero al propio Andrés Manuel, a Raquel Buenrostro, a Santiago Nieto; si al revés, el obradorismo repite, el alfarismo ahora sí será aniquilado. Rosario Robles, Juan Collado, son objeto y ejemplos a mano de estas reacciones recias.

Los jaliscienses no estamos acostumbrados a estas luchas que vivimos, pero que son parte de la famosa teoría del riesgo, la incertidumbre y el conflicto. Diario presenciamos la guerra. Lo que antes no era posible, hoy lo es y lo que antaño era imposible, hoy ya no lo es.

Además, tanto el presidente de la República como el gobernador de Jalisco al elegir la vía de la confrontación por polarización deben acudir al recurso que ya gastaron y pocos les creen: el de la posverdad.

Enrique Alfaro de plano abandonó todo recato. Decidió que sería más hábil y odiado que sus antecesores y se propuso lucrar más que Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña, Emilio González Márquez y Aristóteles Sandoval. Por eso vemos en esta administración, todos los vicios de esos ex gobernadores, pero juntos, corregidos y aumentados.

Para que alcance a tener más capital que todos, sin recato, repito, y sin mucho presupuesto, Alfaro recurrió a lo más inimaginable en tiempos de transparencia y vigilancia ciudadana: arrendamientos turbios y desaseados, endeudamientos sin precedente, gasto irregular y libre atando a todos los organismos fiscalizadores, a los autónomos y a los semiautónomos; a dominio del Poder Legislativo; al acotamiento del Poder Judicial; al rompimiento con empresas periodísticas a las que decidió acusar de todo, a deslegitimarlas, pero no asignarles presupuestos públicos; a la apertura de partidas discrecionales en favor de medios nacionales y de sus agencias de publicidad; y a vivir en el ladrillo al que se subió.

Casi todo esto, pero con recato, con suavidad, con argumentos -falsos si usted quiere, pero usándolos- ha hecho el presidente López Obrador, pero él goza de la aceptación de la mitad de esta sociedad mexicana polarizada.

En resumidas cuentas: los políticos tienen que jugar todas sus cartas para ver si acaso pueden ganar su partida más relevante, incluso si no traen mucho juego. En el caso del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez ganó sus apuestas para ser electo presidente municipal en Tlajomulco 2009, presidente municipal en Guadalajara 2015 y gobernador de Jalisco en 2018. Hoy juega intensa y cándidamente la carrera presidencial 2024. Juegan con él los empresarios y como ha enfrentado poco a poco al presidente, se siente seguro porque no le ha contestado como antes ameritaba este gran atrevimiento.

Puede ser por dos cosas que Andrés Manuel no lo ha aplastado. 1.- Porque lo ve muy pequeño como para darle estatus de su rival y aún no ve prudente ajustarle cuentas 2.- Porque lo va a liquidar de otra manera, y en otro tiempo.

Pero el desenlace ya se prevé: Uno de los dos, el perdedor, va a pagar caro el desafío. La lucha es desigual. A Enrique Alfaro no lo van a poder ni sostener ni proteger los empresarios que hoy le aplauden, porque no es el candidato confiable de ellos y porque cuando estos ya solo tengan dos caminos, van a escoger el que les importa verdaderamente, no el que le interese a su juguete. Si usted quiere saber más, todo lo que Alfaro dice es estudiado y está jugando un gamble de puro bluff. Verán.

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