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Destacada En la Mira Horacio Villaseñor Manzanedo

Sin profesionales en ayuntamientos, habrá más muertos


Horacio Villaseñor Manzanedo

Decir que el espacio público, abierto, es de todos, es correcto, pero no significa que es de alguien, que te puedes apropiar de él o que puedes hacer en él y con él lo que se te antoje o te plazca, mucho menos que te toque garantizar sea seguro. La expresión, el espacio público “es de todos”, se refiere a que está diseñado y creado para que todos puedan utilizarlo conforme su utilidad, sea de tránsito, solaz y esparcimiento o disfrute. Sin embargo, la conservación y el mantenimiento, por ley, está a cargo del Ayuntamiento de la ciudad. Si las calles, avenidas, alamedas, calzadas, viaductos, parques y jardines están sucios, desatendidos, se inundan y son inseguros, quien falla es el gobierno de la ciudad, no la gente. Para que el Ayuntamiento se asegure de que el espacio público abierto esté en inmejorables condiciones, se le dotó de capacidades institucionales para reglamentarlo y con presupuesto suficiente para vigilarlo y en su caso sancionar a quien lo dañe y atenderlo, día a día, pero si el gobierno de la ciudad no sabe cómo hacerle para evitar que le roben los cables de las instalaciones públicas, las tapas de los registros, le grafiteen los monumentos, le llenen los postes de propaganda, le dejen bolsas de basura, se le tapen las bocas de tormenta con la hojarasca de los árboles, brote caca de sus alcantarillas, etc., porque lo dirigen puros tarados, menos podrá garantizar que no haya accidentes y muertos. Si no pueden arreglar los daños existentes y disminuir los evidentes riesgos, menos podrán hacer algo para controlar la delincuencia, que se esconde y huye, ese es el precio que paga la sociedad por tener un Ayuntamiento chafa. El pasado sábado, en Guadalajara, Jalisco, un árbol mató a un conductor. Que, en época de lluvia, caiga un árbol sobre un transeúnte, un vehículo o una casa, sin duda es un accidente, pero también es cierto que, si “la cáscara de plátano” no hubiera estado en el piso, no hubiera habido resbalón. Para eso se crearon los gobiernos, para mantener seguro el espacio público abierto y cerrado, es su obligación, son mantenidos, por la sociedad, para ello. Dirá alguien, que, si el que tiró “la cáscara de plátano” al suelo, no lo hubiera hecho, nadie se hubiera caído, y es cierto, pero también es ignorancia de la realidad social, porque siempre habrá sociedad salvaje, es natural, y está premisa es la que le da razón de ser al gobierno. También es cierto, que no se puede tener un policía detrás de cada persona para evitar arrojen “la cáscara de plátano” al espacio público, pero sí se puede tener un equipo de limpia que la levante. Dirá alguien que también se puede multar al que tira la basura, y es cierto, pero solo si el gobierno cumple con lo que le toca teniendo permanentemente limpio el espacio público, de lo contrario no tendría cara para hacerlo, la sociedad le reclamaría, el descaro de multar a alguien, cuándo el espacio público está hecho un asco, alegóricamente, lleno de cáscaras de plátano, tiradas. Asegurarse de que un árbol no se caiga sobre la gente, porque está seco, enfermo, muy grande, inestable, etc., en el espacio público, abierto, es atribución y responsabilidad del gobierno municipal, así como el deber de prevenir posibles daños por su eventual caída, aunque esté frente a tu domicilio, pero con ayuntamientos chafa, siempre habrá pretextos, más accidentes y muertos. ¡Qué desgracia!

 

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