Como va:
En estos momentos el Estado de Jalisco funciona con 3 gobernadores: el gobernador emérito, que es Aristóteles Sandoval, quien ya solamente está barriendo y trapeando la casa para entregarla; el Gobernador electo del Estado, Enrique Alfaro y el gobernador federal designado Carlos Lomelí. Por la actuación reciente de Alfaro, de Lomelí y de quien lo designó, Andrés Manuel López Obrador, Jalisco como otros Estados del país tendrá a partir del 6 de diciembre, dos gobernadores: Alfaro y Lomelí.
De entrada, hasta parece que en la transición agosto-diciembre es bueno que haya 3 gobernantes y no uno, porque las cosas como que funcionan mejor. El emérito, -que según la RAE es: “dicho de una persona, especialmente de un profesor: que se ha jubilado y mantiene sus honores y alguna de sus funciones-, quien así ya no hace daño; el electo en urnas Enrique Alfaro quien tendría a su cargo la administración pública estatal y Lomelí, quien estaría al frente de la administración pública federal. Eso está claro.
Algunos no le entienden a Andrés Manuel pero está fácil: las participaciones federales a estados y municipios no se suprimen porque están en ley y no es dádiva o aportación, sino una propiedad de los gobiernos locales según prevé el convenio de coordinación fiscal. Separará la administración pública federal de las estatales para que las grandes inversiones como la Línea 3 del Tren Ligero de la metrópoli tapatía las siga administrando como hasta ahora la Federación -la L3 es obra federal no estatal y el recurso lo manejó la SCT-; los fondos de aportaciones de seguridad y otros, podrían retornar a la Federación.
Lo que sí es que los delegados federales administrarán sus dependencias en lo que la Constitución prevé, sin injerencia de los gobernadores.
Más claro: en el país, incluido Jalisco, la presidencia la ganó Andrés Manuel y en Jalisco no fue la excepción. La gente le dio su aval.
En lo estatal, López Obrador no le podrá venir a decir a Alfaro qué debe realizar, cuándo y dónde.
Habrá entonces un torneo para ver quién beneficia más a los jaliscienses y eso es bueno.
Mientras, vea usted hechos naturales en una entidad donde el gobernador emérito ya no decide nada. Hoy 7 de agosto el diario NTR, en su columna de trascendidos Quinto Patio señala: “Aunque en la próxima Legislatura local el PRI tendrá pocos diputados, eso no implica que la disputa por la coordinación no esté en su mejor nivel. Desde el Comité Directivo Estatal están dispuestos a hacer toooooodo lo que esté en sus manos para que esa posición sea para la secretaria general, Mariana Fernández. Pero no crea que es porque consideran que sea la mejor, sino porque es la manera en que el dirigente Ramiro Hernández impediría que llegue Héctor Pizano, a quien no le perdona el oleaje que formó antes de irse para destantear el barco.
“El problema es que Enrique Alfaro, el gobernador electo, ya advirtió que sus interlocutores (sic) con los partidos serán los próximos coordinadores parlamentarios y dicen que en los encuentros con el gobernador ya dejó entrever que Mariana Fernández no será una buena negociadora. Y es que el problema familiar entre los primos hermanos supera, incluso, cualquier rivalidad política”.
El gobernador emérito, Aristóteles Sandoval, no podrá hacer nada.
Al tiempo.
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