Jaime García Medina*
A Enrique Alfaro le gustó gobernar porque se le ha hecho fácil casi todo el ejercicio de su mandato. Él controla casi toda su administración: a través de Hugo Luna el jefe de Gabinete del Gobierno, que es licenciado en Comercio Internacional y le ve casi todos los contratos, coordina a los 4 coordinadores del gabinete; coordina al equipo de comunicación; al área de finanzas; al área jurídica y sabe qué hacer ante una crisis.
De hecho, ya se hizo experto en atención de crisis y es una especie de bombero político que apaga uno y otro incendio.
Lo ideal es que no haya quemazones, pero a Alfaro le tiene sin cuidado la opinión pública, le importa más atender a Carlos Loret de Mola; al grupo de Anexos; a Salomón Chertorivsky, que a los políticos locales, y a los medios locales porque su aspiración ahora es ocupar un cargo nacional.
Pero lo local ya se le empieza a complicar porque apenas va en su segundo año de gobierno y tiene muchos frentes abiertos. El primero, el más riesgoso, pero ya atendido, es el del presidente Andrés Manuel López Obrador a quien se ha rendido y ya opera la forma de apoyarlo y alinearse. Primero lo intentó a través del secretario de Seguridad Alfonso Durazo y ahora lo hace a través del secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard.
El segundo frente abierto y también lo ha minimizado, es el de la sociedad. Alfaro se alejó de todas sus promesas de campaña y principalmente de la sociedad: ni hay refundación, ni hay participación ciudadana, ni hay combate a la corrupción, ni hay honestidad, ni hay desarrollo, ni hay nada. Solo hay retórica justificadora.
El tercer frente abierto es el de los medios de comunicación, lejos de los cuales se puede gobernar, pero si se porta bien el actor político. En cambio, si agravia a la sociedad, no se puede ser blanco permanente de todas las críticas y Alfaro optó por fortalecer a las empresas que le hacen comunicación sin atender a las locales. Denostó a Mural, a Milenio, a NTR, a El Informador, y a mil más.
El cuarto gran frente es el de la justicia. Está enfrentado a buena parte del Poder Judicial.
El quinto gran frente abierto es el de la inseguridad pública. Lo mismo lo desafían grupos armados que bandas criminales menores; los feminicidas; los ladrones de autos; los motoladrones, etc.
Está alejado de los grupos políticos locales.
Cada uno de estos grupos tiene sus propias ramificaciones y por ello son numerosos sus adversarios.
Las encuestas electorales 2021 ponen en empate la Zona Metropolitana de Guadalajara; advierten que perdería municipios grandes; y su equipo compacto probó que el menosprecio a otros de sus compañeros le representó un costo interno grave. Pablo Lemus Navarro, María Elena Limón, Arturo Dávalos, presidentes de Zapopan, Tlaquepaque y Puerto Valllarta tienen un pie fuera de MC.
Ya se alejaron de su entorno Carlos Lomelí Bolaños, Alberto Uribe, Luis Octavio Pérez Pozos, Merilyn Gómez Pozos, Candelaria Ochoa, Hugo Rodríguez y faltan muchos más.
En conclusión: 2020 es un año muy difícil para el alfarismo aunque es ahora cuando Enrique Alfaro más disfruta el poder, y sus mieles. Y justo ahora, se le va de las manos el Estado, por lo que se puede aventurar que vendrán muy temprano las hieles.
