No se sabe bien a bien qué quería hacer el gobernador Enrique Alfaro en su asistencia ayer al Congreso del Estado para darse un baño -que ya le hacía mucha falta- de democracia, pero en el que se advirtieron la distancia que tiene con la sociedad, que ya llega a divorcio, así como los errores y horrores de su gobierno en este que fue adiós-destape-informe.
Primero, las formas. El Informador en su columna de trascendidos Allá en la fuente vio esto: “el evento estuvo desairado: se ocuparon menos de la mitad de los asientos destinados a los invitados en el patio central del Congreso del Estado. Y mientras el señor de Casa Jalisco hablaba y hablaba, muchos de los invitados se fueron despidiendo; por ejemplo, un directivo del Colegio de Jalisco.
“El segundo es que las protestas vencieron todas las previsiones. Algunas decenas de inconformes libraron el cierre del Centro Histórico, que inició a la media noche del sábado. Llegaron con tiendas de campaña y apartaron su lugar frente al ingreso del Palacio Legislativo. Gritaron, pusieron música y exhibieron su inconformidad.
“El tercero es que entre los discursos sobresalió la diputada de la fracción de Hagamos, Mara Robles, quien hizo lo mejor: le ganó la oposición a Morena”.
O sea, le está saliendo caro el capricho de quitarle una partida de 140 millones de pesos a la UdeG.
También se debe anotar: en este momento ya no se usan los informes contables o de un simple cuentachiles, como Enrique Alfaro.
Además, ¿Quién rayos le dijo que se menciona campantemente que es un Informe Cuatrienal? Es solo anual, como lo marca la ley, aunque él mencione sutilmente lo que ha hecho en 4 años, pero como dice que es bueno improvisando, ándele.
Y ¿Cómo por qué hay tanta difusión y despliegue mediático en un cuarto informe de gobierno? ¡Porque el gobernador ya se va a hacer campaña!
De entre los errores y horrores está el que asume por fin, que el Congreso del Estado es el sitio en el que recae la soberanía popular. Solo que gobernantes como Marina del Pilar Ávila, gobernadora de Baja California en su primer año de gobierno -no en el segundo o tercero o cuarto como le hizo Alfaro-, compareció ante diputados locales. Y a ella sí le fue bien. No la tundieron con reproches.
De los horrores vistos, es que acabó con lo poco que había de su antecesor Aristóteles Sandoval y aunque este ya se encuentre fallecido, repetida e incansablemente comparó a ambos gobiernos exhibiendo al que le antecedió porque en todo “perdía”. No se debe hablar de los muertos, menos cuando te lo mataron a ti, en tus narices y territorio.
Total, que basta leer a El Informador hoy, o a Mural para darse cuenta del divorcio que hay entre una clase política que no entiende que no entiende: lo que hubo es un choque y escándalo del gobernador peleándose con diputados y hasta el público, no se puso de acuerdo con la presidenta de la mesa directiva que incluso lo calló a él y así, cosas por el estilo que hacen pensar: ¡todo le sale mal a Enrique Alfaro! Y preguntarse: ¿Pues qué cosas habrá hecho o dicho?
