Por Manuel Gutiérrez.
Pocos han reflexionado en la manera que el sector militar de México ha logrado obtener por concesiones presidenciales medios de transporte, aeropuertos, puertos, aduanas, pero lo interesante es la manera en que pueden hacer aparecer el dinero como mago de feria que lo saca del sombrero luego de unos pases mágicos.
México Unido contra de Delincuencia MUCD, elaboró un informe que es la base de un exposición del negocio de la militarización en México, el cual se presentó por Frida Ibarra e Ileani Hernández, en que se ha dado un crecimiento presupuestal acelerado, dado que discresionalmente cada ciclo fiscal, las fuerzas armadas reciben substanciales incrementos de fondos.
Secretarías de Medio Ambiente, Comunicaciones y Transportes, Agricultura, han visto descender dramáticamente sus presupuestos, en tanto esos recursos se re direccionan al sector militar.
Por ejemplo en 2021, la SEDENA ejerció un 23% más de lo aprobado, pero en 2020, su porcentaje fue aún mayor de 26%. Las cifras del 2021, fueron 25 mil 836 millones de pesos, equivalentes a nueve veces el presupuesto de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
La Secretaría de Marina sobre ejerció, es decir aumento su partida y la erogó, por 7 mil 199 millones de pesos, en 2021, registrando aumentos espectaculares en cuantía de dinero. La cifra de incremento era suficiente para cubrir el costo de 900 mil becas de estudiantes Benito Juárez, de la 4T en su primer ciclo.
El Poder Legislativo actual, no lee, no conoce lo que aprueba, sólo espera la señal y la consigna y desconoce realmente el alcance de sus aprobaciones presupuestales. Todo un caso que podría explicar el interés militar en tener el mando directo de la Guardia Nacional, lo cual era un mero trámite, puede estar en el rubro presupuestal.
Sin presupuesto en 2019 en su primer año, la Guardia Nacional gastó 836 millones de pesos, pero llegado al 2021, logro asignaciones de 33 mil 589 millones de pesos, que incluso no pudieron gastar en su totalidad, dado que solamente dispuso de 23 mil 010 millones de pesos, pero para el 2022, la Guardia Nacional, se despachó con la gran cuchara, porque logró 57 mil 047 millones de pesos, pese a que el armamento procedía previamente del Ejército y Marina.
Tan solo en la Guardia Nacional el presidente López quería su consolidación y para ello incremento los recursos a 151 mil millones de pesos, seis veces más que el presupuesto de la desaparecida Policía Federal, cuyas funciones no se han substituido por la GN que hace labore preventivas, aunque la aprobación del legislativo les concederá facultades ministeriales. La nueva presidenta Claudia, no ha impedido que se sume la GN al Ejército, al que no desea importunar tan pronto, aunque en México sus deseos y declaraciones hubieran bastado para los legisladores de Morena le hicieran la tarea señalada.
En los juegos presupuestales no hay magia, por más que se pretenda hacer trucos. Si le das mucho a uno, debe haber un perdedor al que le quites recursos.
Tal ocurrió con fondos y fideicomisos de los Policías, con el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Publica de los Estados y del Distrito Federal asi como fondos de fomento de materia de seguridad pública y de los municipios que fueron los rasurados y grandes perdedores.
Un policía municipal en una ciudad grande, está percibiendo 8 mil pesos en promedio y en algunos casos un poco más, pero las prestaciones de fondo de retiro, becas para los hijos escolares, seguros médicos y seguros compensatorios por fallecimiento para las familias afectadas resultaron disminuidas por el acto de rasurar el Subsemun, el Subsidio para Seguridad Municipal, pero todo va para los militares, que ni siquiera se sienten obligados a citar los resultados de sus gestiones y cuya labor preventina no arroja resultados para seguir alentado su despliegue.
Si sumamos a esto las transferencias de fondos para realizar tareas que antes hacían las secretarías civiles, el manejo de adjudicaciones o de invitaciones exclusivas por parte del sector militar, se comprende que esto sea un gran negocio,dado que no tienen que cumplir con reglas administrativas, cumplen como quieren el mandato constitucional o se reservan la información por seguridad nacional, pueden llevarse al pollo, rostizarlo, comerlo y repartirlo, sin que a nadie le den cuentas del destino del pollo.
Esto lo sabe la secretaría de Seguridad, Rosa IcelaRodríguez, que prefiere nadar de muertito.
Nadie tiene control del conflicto que desataron los militares al invadir la esfera civil, algo que comenzamos a percibir como algo “normal” y que se incrementa por el paso de la Guardia Nacional a la Defensa, que puede hacer convenios con partes civiles para adjudicarse obras o destinarlas. De hecho el sexenio 4T parte dos arranca con la concesión para construir el Tren Maya Militar, pero el paquete de regalos que tiene Claudia tiene limites y cuando no los tenga, no podrá regarles otra cosa que no sea…¿ El Palacio Nacional? Porque los militares saben ahora que las arcas de la nación les pertenecen.
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