
Por Horacio Villaseñor
Una buena alcaldesa o alcalde no pierde tiempo visitando colonias para crear contenido visual para redes sociales. En mercadotecnia, lo de hoy son plataformas digitales que facilitan la interacción, comunicación y conexión entre individuos, grupos y organizaciones en línea. Sin embargo, una o un “político” que gana con la elección, porque estuvo en el lugar y en el momento adecuado, la honrosa responsabilidad de presidir el ayuntamiento de la segunda ciudad más importante de México, si no es administrador solo es un “político suertudo” que no trascenderá como una o un buen alcalde, aunque comunique. Es el caso de la actual Presidenta Municipal de Guadalajara que, me parece una buena persona, pero no sabe y sus colaboradores, menos. Desperdiciaron, ya casi, todo el primer año de su encargo en banalidades y ocurrencias, disparates que han costado caro y más costarán. Esos primeros meses debieron aprovecharse para poner orden en la casa, la hacienda municipal (renunciar a gastos superfluos; disminuir el gasto corriente; aumentar ingresos directos sin aumentar impuestos; pagar deudas heredadas y asegurar el manejo escrupuloso de las finanzas), todo esto, necesario para darle libertad económica al ayuntamiento, capacidad de acción, ganar respeto y poder. Su función es otorgar seguridad integral, sí, la prevención del delito es tareafundamental, pero, primero debe asegurar la prevención del delito que cometen funcionarios y empleados del ayuntamiento, sin control. El problema está adentro, no en la sociedad, hay que aprender a gobernar al gobierno. Su herramienta es el corporativo público y si no opera bien, si no es efectivo, nada estará bien. Se deben maximizar los medios y minimizar los fines, limitándose solo a hacer lo que exclusivamente les toca. Su obligación es otorgar calidad de vida a los habitantes del en el municipio, pero a través de servicios públicos que sirvan, la política social no es una prioridad del ayuntamiento, ella es tarea de los otros órdenes de gobierno. Me explico: La clave para el éxito en el ejercicio de la función pública, no es crear contenido atractivo, relevante y valioso para tu audiencia objetivo. Como gobernante municipal, integrante del ayuntamiento, sus obligaciones están claramente descritas en el artículo 115 de la constitución nacional. Si los servicios públicos allí observados no son mejores que otros que proporciona la iniciativa privada, el ayuntamiento no sirve. Guadalajara necesita gobernantes serios, capaces, porque las tareas del ayuntamiento son exclusivas, si no cumple con ellas nadie más puede hacer su trabajo, no hay nada común entre la acción gubernamental municipal y la sociedad, mucho menos alguna corresponsabilidad. Necesitamos un ayuntamiento integrado con políticos-administradores, no con políticos-políticos chafa. Hay que aplicar la visión de la escuela ortodoxa de la administración y la gestión pública. Los “funcionarios” municipales, finalmente, son mitad lo que saben y mitad lo que son de acuerdo con sus valores, esto es, la ciencia y la virtud que integra el saber. Si no saben, no podrán con sus tareas primordiales, lo único que intentarán es no perder el no-poder que tienen, pero que ganando elecciones les da ganancias personales. Dividir la ciudad en once sectores para hacer algo similar a las delegaciones de Ciudad de México, está bien, lo he propuesto desde hace muchos años con nombre diferente, pero como las funciones municipales son exclusivas, deberían ser distritos administrativos, no comunidades que me parece un “choro mareador”, una inservible vacilada. Constitucionalmente, el ayuntamiento es el intendente de la ciudad, debe asegurarse de tenerla, toda y en todo momento, barrida, lavada, desinfectada, limpia, pintada, arreglada, alumbrada, funcionando y segura, sin importar si la gente ayuda o no. Crear “comunidades” para hacer política social y ganar votos, además de irresponsable, son “puras mamad…”, puros despropósitos, ni modo. ¡Pobre Guadalajara!
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