Por Salvador Guerrero Chiprés*
Una nueva ciudadanía global comenzó a emerger entre las ruinas del mundo convencional previo a la pandemia. Ella, recién nacida, sabrá disolver la paradoja de un mundo que requiere certidumbres en un planeta más incierto.
Es este un espacio planetario donde se reclamará construir otras cautelas frente a quienes podrían estar, siendo asintomáticos, distribuyendo un virus respecto del cual, aun encontrándose la vacuna, es indispensable mantener permanentemente la guardia en alto.
Al mismo tiempo, necesitamos recuperar certezas y relanzar la confianza para el intercambio económico y la recomposición inevitable de la vida cotidiana. Muros y puertas; barreras de plástico y ventanas; aduanas y certificaciones contra puentes y vías libres.
Esta nueva ciudadanía sabrá, de maneras contradictorias, pero determinada a razonar y actuar creativamente, resolver los dilemas acerca de las convergencias inesperadas de los problemas de salud, los de seguridad y los económicos.
Economía y salud; construcción y vivienda, intercambio comercial internacional y local, abasto alimenticio y médico; educación y trabajo remoto; turismo y bienestar, se hallan entre los nuevos binomios donde la nueva ciudadanía ha recomenzado sus cimientos digitales y materiales.
Conversé hace unos días con Peter Tarlow, considerado un gurú global del tema de seguridad y su relación con el turismo. Rescato estas afirmaciones: “Estamos en un mismo barco y hay que entender que, náufragos o no, la inmensa mayoría será sobreviviente” y “la hospitalidad y la seguridad, más ahora que nunca” son indispensables.
El Consejo Ciudadano ofreció a Tarlow contribuir a la organización, en nuestra capital nacional, de una iniciativa recién abierta por el experto y que hemos comenzado a llamar Ciudad Segura y Hospitalaria, en alianza con Carlos Mackinley, secretario de Turismo, y que tendría sede en nuestra capital nacional para de ahí atender a nuestros compañeros de América Latina.
El gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum ha demostrado una serenidad asertiva frente a la trifácica situación en que salud, seguridad y economía parecen tres problemas indefectibles. La nueva ciudadanía con énfasis democráticos previamente desconocidos los ha comenzado a atender. Está en manos de todos convertirla en tres segmentos gigantescos de oportunidad. Sociedad civil, iniciativa privada y gobierno pueden generar opciones inesperadas.
Así como en materia de violencia familiar y de género se están abriendo canales interconectados de colaboración, como entre la ONU Mujeres, el gobierno federal, el gobierno de la CDMX, y en las cuales participa también el Consejo Ciudadano, así serán generados inicios de soluciones con participación plural.
Sentido común y trabajo de coordinación es lo indispensable para empezar a atender la incertidumbre verdadera que, también, tendrá interpretaciones políticas y partidistas incluidas en las herramientas de la nueva ciudadanía naciente con la nueva normalidad.
@guerrerochipres