Análisis
Los medios se han ido con la finta con funcionarios menores que poco hubieran hecho sin la cartera abierta de Moya destinada a mantener la gubernatura a cualquier costo. Los Marcelo García, Eukid Castañón y Maximiliano Cortázar poco, muy poco, hubieran podido hacer sin el apoyo ilegal de Moya Clemente, cuya esposa sin experiencia alguna, Alejandra Maupomé, es notaria pública, sin cumplir- evidentemente- los requisitos de ley, como lo apunté en su oportunidad en estas páginas.
Lo que pudo ser una campaña distinta no lo fue. Martha Erika optó por ser una buena alumna y seguir a la letra el guion preparado por el gobierno del estado y por los operadores de Rafael Moreno Valle, con Moya Clemente a la cabeza, un hombre, como es lógico, de una gran fortuna improvisada por la corrupción de la que es un experto en ejercerla.
La campaña fue, por supuesto, lamentable. Lo fue más con el desaseo jurídico que cobró vida antes y después de la elección. En una lógica muy forzada, el INE le dio la ventaja con un porcentaje no menor al candidato de Morena Luis Miguel Barbosa y el PREP ofreció resultados exactamente al revés de las expectativas generadas por las encuestas de la propia autoridad electoral. El mundo al revés.
Cuando el reconocido jurista Carlos Meza Viveros y su equipo jurídico –Meza habría que recordar no sólo es el abogado más reconocido de Puebla, sino que entró al radar de los abogados de la Ciudad de México cuando generó precedentes jurisprudenciales y derrotó al aún senador, Javier Lozano, a quien todavía le debe varios millones de pesos– se hizo cargo de la defensa de Luis Miguel Barbosa supe que muchos de las informaciones y trascendidos de fraude tenían asideros legales.
Hablé con Carlos y me explicó no sólo los indicios, sino las evidencias de cómo en Puebla se concretó una elección de Estado. Le creo a pie juntillas por su pericia jurídica de gran calado.
Es, por tal razón, que es muy probable que el tribunal electoral del Poder Judicial de la Federación emita una resolución conforme a derecho en perjuicio, por ello mismo, de la propia Martha Erika Alonso y del propio Rafael Moreno Valle quien ha fincado en el triunfo del PAN en Puebla su soporte para buscar la dirigencia del PAN.
Como se ven las cosas, si como parece, al final del día Martha Erika no sólo pierde la elección, sino habría de pagar un alto costo político al no cuestionar el trabajo político de sus supuestos salvadores, la misma suerte correrá Moreno Valle en sus aspiraciones de presidir el PAN.
(Este artículo fue publicado en la Revista Proceso del 25 de julio de 2018)
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