Barro sin Bruñir
¡Así las cosas! Bien dicen, las cosas caen por su propio peso…
Nuestro “Divo de Tonalá” se convirtió de “Presidente Municipal” a Head Hunter (Reclutador) de outsourcing, no es porque creara ferias municipales de empleo, no, para nada. Sino detrás de ese cinismo que caracteriza a Chávez hay algo profundo muy bien disfrazado.
Como bien ya señalamos, hay más de setecientos empleos nuevos en Tonalá, y no es porque Sergio Chávez diera nuevas oportunidades a los tonaltecas, no atrajo industria, no hay nada que presumir, sin embargo, el gasto discrecional del “Reclutador” es un gasto quincenal de 3’681,663.00 (tres millones seiscientos ochenta y un mil seiscientos sesenta y tres pesos) lo que se deduce que en treinta meses de administración Sergio Chávez ha dejado de hacer cosas por un monto total de más de doscientos veinte millones de pesos, ¿cuánta gente podría ser beneficiada con esos recursos?, realmente es inhumano contratar gente a diestra y siniestra, y lo peor sin que brinden siquiera un mejor servicio a la administración y lo peor, dejando de brindar mejores condiciones de vida a los tonaltecas.
Que inteligente resulta ser “El divo”, que planeó sutilmente la manera de robar. Y que pareciera que no pasa nada. Usó los esfuerzos y nobleza de Roberto Blake y las gestiones para con el gobernador del estado, para mostrar que en Tonalá si pasaban cosas, para él poder robar lo poco que había de un ayuntamiento talado por la voracidad de tipos como Sergio Chávez.
Aquí no acaba la historia, por si fuera poco, la página de “transparencia” aún no se actualiza, no muestra transparencia, y todo porque han ofrecido bases a quien desee ayudarlos, claro de su libre y espontánea voluntad, porque aquí la imposición tras la dictadura de Sergio Chávez es un cambio de ideología política, Sergio también debe demostrar de esos más de setecientos “trabajadores” cuantos realmente laboran, dónde laboran o si existen, no vaya a ser que suplantes también identidades para cobrar nóminas a nombre de alguien.
Sergio, para demostrar su voluntad (momentánea) con el Arquitecto Juan Antonio González, da empleo al compadre del hermano consanguíneo del candidato emecista, “Moisés Solís Beltrán” ya es del “Chávez team” (listos siempre para robar) yo le sugiero a Enrique Alfaro tenga cuidado, y que revise el trato con Sergio Chávez, porque se dará cuenta que compró caro y malo, puesto que la naturaleza de Sergio es traicionar…
Por último los invito a leer una fábula para que mejor comprendan la naturaleza de nuestro divo…
El cuento del escorpión y la rana
Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?
Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.
Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.
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