Salvador Guerrero Chiprés
La diversidad ciudadana es mucho más amplia que la demostrada en la marcha. Muchas opiniones, diferentes de las dominicales, se dividen en al menos dos grupos más: quienes respaldan la reforma electoral, que va más allá del INE, y quienes permanecen ambiguos o desinteresados.
Esto es asociable con otra idea central: la democracia es un horizonte y la marcha del domingo es una estación del trayecto hacia ella de un segmento muy respetable de la ciudadanía.
La democracia tiene un sentido permanentemente abierto a la posibilidad de evolucionar y no hacerlo. Y siempre es parte del bienvenido debate sobre qué es lo uno y qué lo otro.
Así que frente a los que festejan su derecho de reencontrarse consigo mismos con una doble causa, defender a ese INE que codirige el debate político de ese sector o expresar su opinión en contra del cambio de régimen que encabeza Andrés Manuel López Obrador contra quienes perdieron la elección en 2018, hay que reconocerles que esto siga y sigue.
Del otro lado, y en consecuencia de la defensa de un sentido democrático que es plataforma innegociable del debate público, el mandatario está igualmente en su derecho de sintetizar el significado de la marcha para él.
La convergencia de legítimas voluntades manifestadas en varias ciudades del país es también, en opinión del Presidente, un striptease donde mapaches y no mapaches, buenos y malos, incluidos José Woldenberg y Alito, tienen pleno derecho de expresar lo que se les antoje y haber llegado a las posiciones de Gobierno que han detentado “haiga sido como haiga sido”.
Sostengo que la marcha tuvo una presencia de aproximadamente 60 mil asistentes, con el sistema de aquellas jornadas de 1988, donde un alfiler puede ser acomodado en cada cabecita de cualquier foto panorámica. No haré el gasto en la cajita de alfileres. Agregó que es una magnífica oportunidad para que las fuerzas políticas entiendan la oportunidad democrática de 2023 y 2024.
Veremos pronto, en menos de dos años, el tamaño de la mayoría que está con la consolidación de un movimiento encabezado por el presidente López Obrador, a nivel nacional, y por Claudia Sheinbaum en la CDMX.
La reforma electoral propuesta por el presidente López Obrador no pone en riesgo esa democracia: amenaza los beneficios de unos cuantos, aunque en la narrativa polarizada convoque a muchos más.
La democracia es un juego de interacciones donde lo mismo tienen cabida las marchas, una herramienta empleada por una gran mayoría de las y los actores políticos en diferentes etapas. La democracia en México se viste y robustece de consensos en las divergencias, donde los opositores, más allá de ideologías, tienen derecho a representarse así sea solo parcialmente como la totalidad de la ciudadanía.
Una muestra de convergencias prácticas. Se inauguró el Hospital General Cuajimalpa IMSS-Bienestar. Hay esfuerzo de muchos, impulso de Sheinbaum Pardo, y voluntad del alcalde Adrián Ruvalcaba, del PRI.
@guerrerochipres