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La Aldea

Tobogán: Enrique Alfaro se desliza más; Covachos, y Enrique Ibarra felices de la vida

Cada día qué pasa el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se desliza más, se desploma en el tobogán aceitado, y esto se lo debe a su equipo cercano. Mientras a él se lo lleva el tren, quienes deben dar la cara están bien agachaditos, felices de la vida. No les preocupa nada, conciencia no tienen y no les remuerde. Los traidores de su cuadra son su secretario general de Gobierno Juan Ibarra Pedroza, y los covachos de incomunicación social.

Es normal que un gobernante al entrar en funciones tenga un desgaste, pero en el caso de Alfaro es distinto, va de crisis en crisis, como sus antecesores, con la gran diferencia de que aquellos sufrieron en su segundo trienio y el factótum de Movimiento Ciudadano las padece desde antes de que arrancó su gobierno. Y las enlisto para que no digan que no: Alfaro inició su gobierno –ya iba a decir sexenio pero a la mejor “lo van” antes- con un presupuesto federal de castigo. Su apuesta y su lucha por apoyos federales fracasó estrepitosamente porque ni con Clemente Castañeda, ni con Alberto Esquer, ni con Tonatiuh Bravo, atrajo obras que otros gobernantes sí lograron; le metieron a un súper delegado federal que no lo deja dormir a gusto ni despertar feliz; está muy distanciado del presidente Andrés Manuel López Obrador; está gastando mucho en protección y promoción en medios nacionales que lo tienen amenazado; no halla cómo pagar los apoyos en campaña a los Petersen, a los Bermejillo; está aferrado en “trabajar” con la súper comercializadora Mega; le salió el broncón en el Estadio de los Lakers; le estalló la crisis A toda máquina; le llovió sobre mojado en San Gabriel; se le incendiaron los bosques; le granizó; atribuyó la granizada al cambio climático y ya le dijeron que no, que no sea habladorcito, que por ahí no es; se le pelean los grupos delincuenciales en horario Triple A; somos uno de los estados más feminicidas; Pablo Lemus lo trae cargando del cinturón y sígale.

Lo mejor de todo esto es que sus colaboradores ni sufren ni se acongojan, es más, esa situación los tiene felices y me refiero por ejemplo a Enrique Ibarra Pedroza, un hombre que sabe, diría que es un viejo lobo de mar en la política, que no busca proteger o ayudar a su jefe el gobernador, lo que busca es protegerse él y sobrevivir, en términos futbolísticos es como los delanteros, están pacientemente esperando el pase para anotar goles.

Y finalmente los Covachos, que han sido beneficiarios del alfarismo logrando contratos millonarios a diestra y siniestra en los gobiernos de Movimiento Ciudadano, pero ya no saben cómo sacar de la deriva al barco naranja, tienen la vista nublada y se les acabaron las ideas.

Al gobernador Enrique Alfaro le hace falta dar una sacudida a su gabinete, y poner un ejemplo de humildad a sus ambiciosos discípulos que unos, viven inmersos en los negocios y otros que permanecen como avestruces esperando el derrumbe de su jefe para escalar y saciar sus perversos deseos y continuar felices de la vida.

Es el tobogán aceitado.

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