Por Iván García Medina
El gobernador amateur –dice Raymundo Riva Palacio y lo confirman los hechos- Aristóteles Sandoval no la está pasando bien. Va tras los mismos pasos de Javier Duarte, el casi defenestrado gobernador de Veracruz, a quien ni en su partido quieren. Por eso la mañana de hoy martes 8 de marzo, la zona metropolitana de Guadalajara vive un gigantesco caos vial por la protesta airada no solo de los taxistas sino de sus líderes –columnas del clientelismo del PRI- quienes ya se sumaron a la desestabilización que se siente en Jalisco.
El caos está naciendo. A las 9:56 horas, momento en que esto se escribe, en la red Twitter ya aparecen estacionados los taxis que desde diversos puntos serán conducidos por priistas al centro de la ciudad a su manifestación.
Hoy martes El Informador publica en su portada una nota que refleja el ánimo de contienda que hay en el sector transporte y en el PRI, cuyos dirigentes obreros como Antonio Álvarez Esparza, dibujan muchas cosas de fondo.
Leamos: “Para frenar (sic) la presión que actualmente se ejerce contra (sic) los diputados locales para que regulen a Uber y a City Drive, la organización Taxistas Unidos de Jalisco llevará a cabo hoy una manifestación que arrancará desde cinco puntos de la ciudad y llegará al Congreso del Estado.
“Los cinco contingentes partirán a las 09:00 horas desde Alcalde e Hidalgo, los parques 18 de Marzo y González Gallo, la Plaza de Toros Nuevo Progreso y la Glorieta de Las Águilas.
“A través de un documento, se detalló que la marcha busca defender el sustento de las familias de los taxistas afectados por City Drive y Uber, quienes pretenden que se reforme la ley para cobrar sus servicios en efectivo y hacer sitio (sic) en los lugares autorizados para los taxis oficiales.
“Antonio Álvarez Esparza, uno de los organizadores de la manifestación, afirmó que calculan la participación de al menos ocho mil personas, entre automovilistas y transeúntes. “Ha habido una desmesurada (sic) presión por parte de la plataforma y usuarios de la red (sic) en contra del Congreso. Nosotros creemos que los diputados no tienen por qué dejarse presionar (sic). El bien jurídico que tienen que tutelar es el patrimonio de más de 17 mil taxistas”.
“La Secretaría de Movilidad estatal informó que la Policía Vial escoltará a los manifestantes”.
Bueno, eso de que los diputados se dejan presionar es cuento. Eso de que los usuarios de las redes sociales presionan a diputados es otro cuento. Eso de que Uber pretende alojarse en los sitios es otro cuento.
Aquí hay cosas de fondo. El lenguaje de Álvarez Esparza es de encono, de confrontación. El líder obrero sabe que en el Congreso, la bancada priista no se manda sola. La manda el gobernador. Y eso de que vamos a presionar para que otros no presionen, suena absurdo. La bronca es contra Aristóteles y la pagamos los habitantes de la metrópoli.
Todo este lío empezó porque algunos vivillos del gobierno aristotélico quisieron hacer negocio con Uber y lo apretaron -según ellos- para “regularlos”. Lo único que obtuvieron fueron facilidades para asociarse a esta plataforma y en lugar de meter sus “ahorros” –antes no tenían ni para pagar el predial de su casita o las tenencias de sus carritos- en otros negocios, se les ocurrió agitar al transporte combatiendo a sus bases clientelares: los taxistas.
Este gobierno está más desestabilizado que una lanchita en un oleaje de huracán. Aquí todo mundo pelea, presiona, reclama, toma las calles, mete la mano…
Ya falta menos pues cada día que pasa Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco se parece más a Javier Duarte, gobernador de Veracruz.
¡Pufffff!
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