Horacio Villaseñor Manzanedo
Creer que la ciudad está sucia porque falta cultura es tan tonto como creer que la gente es abusiva, conduce viendo su celular, orina o defeca en la calle, duerme en camellones, roba o agrede el mobiliario urbano o a otras personas por falta de cultura. La gente es libre de ser y hacer lo que le dé la gana, pero para que no cause daño en el espacio que, es “de todos y de nadie”, se creó el gobierno, organización con la obligación de hacerse cargo del espacio público, debiendo asegurar que haya orden. Es él, el gobierno, el que debe apropiarse de calles, plazas, parques y jardines, etc., no la sociedad quien solo debe disfrutarlos, constitucionalmente gozarlos en inmejorables condiciones. Toda persona, respetable o no, buena o mala, educada o maleducada, justa o injusta, limpia o sucia, pague o no sus impuestos, si se le da licencia para hacer lo que se le antoje hará lo que le convenga, así es la naturaleza del ser humano asegura Platón, el interés propio está por encima de todo, razón por la cual para cuidar el interés general fue creado el ayuntamiento. Sin capacidad, sin preparación ni experiencia, a los funcionarios públicos que no saben qué hacer para poder cumplir con su obligación solo les da para culpar a la sociedad de falta de cultura y hacerla corresponsable. Me explico: La gente es buena si le sale caro ser mala, y le sale caro ser mala si hay consecuencias negativas, pero para eso, el responsable de aplicar controles debe ver, vigilar y comprobar qué mal causó. Si tenemos ayuntamientos chafa, que no ven o se hace los que no ven, porque como ellos no pueden cumplir con lo que les toca, tampoco pueden multar, ¿con qué cara o descaro lo podrían hacer? Como no quieren cuestionamiento social alguno, mejor se hacen tontos y no aplican sanciones a los inútiles “funcionarios” y mucho menos para los malos ciudadanos. Entiéndase, para lograr que la gente se comporte, se debe iniciar por aprender a gobernar al gobierno, el gobierno no es para gobernar a la sociedad y menos en democracia.Si los “servidores públicos”, en una organización sujeta a reglas, pero muy mal dirigida, desorganizada, hacen lo que se les antoja, los ciudadanos libres con mayor razón podrán hacer lo que les plazca, aunque causen daño. ¿Quién aguantaría la tentación de hacer lo que se le antoja si nadie te puede ver o quien te ve no te puede hacer nada? Eso sucede cuando el ayuntamiento inservible no ve, la gente hace lo que leplace en el espacio público, desde pasear a su perro sin correa hasta brincarse una barda, meterse a propiedades privadas o dañar a alguien. Los directivos y empleados públicos son tan limitados, que cuando alguien se mete a tu casa, la policía te dice que no puede ingresar y ¡eso es obvio!, necesita permiso u orden judicial, pero se le reporta el suceso, no para que lo registren sino como reclamo, ¡es policía preventiva! ¿Qué previene? El delincuente se metecruzando el espacio público, ese que está encargado a ellos, pero que no se encargan de nada, la vigilancia como todo lo que hace el ayuntamiento deja mucho a desear, evidentemente no es una institución eficiente. Un ayuntamiento integrado por gente que no sabe administración pública, aunque le eche muchas ganasy sus integrantes sean simpáticos o buenas personas, nunca podrán garantizar, en los hechos, la sabiduría y fortaleza que dice custodia está leal ciudad, según reza en La Glorieta La Minerva. Platón, en su Libro Segundo, de La República, diálogo dedicado a la justicia, nos presenta el llamado “Mito del Anillo de Giges”, donde narra una tesis muy oscura, pero que ayuda a comprender lo aquí dicho, asegura que el ser humano es malo por naturaleza, de allí la razón de crear un mal necesario, a “la autoridad municipal”, que inservible es un mal mayor. Si la tesis es cierta, la peligrosa ciudad, está hecha un asco y un caos, no por falta de cultura sino de ayuntamiento. Ni hablar.
Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que A Fondo Jalisco no se hace responsable de los mismos.