Horacio Villaseñor Manzanedo
Todas las ciudades del mundo tienen calles pavimentadas, pero solo donde sus “gobernantes” sonde muy mala calidad, surgen baches. Guadalajara y su zona metropolitana, es una de esas ciudades donde, ahora, se observan muchísimos hoyos y en época de lluvia, hasta hundimientos y cavernas. Los ayuntamientos, hoy son de lo peorcito, malos administradores, “gobernantes” de ficción, todo mal y la conservación y mantenimiento de los pavimentos, no es la excepción. Los baches no son el problema, sino la consecuencia de un ayuntamiento que no le entienden a su función, el problema es la ineptitud. Me explico: Hay varios tipos de pavimentos; los rígidos como el concreto hidráulico que bien hechos pueden durar hasta 40 años sin dar problemas y bien conservados, hasta 60 años. Son pavimentos impermeables que el agua no les hace nada, pero su inversión inicial es costosa, aunque su durabilidad, en el tiempo, los hace pavimentos económicamente ventajosos. Entonces, para que la ciudad tenga buenos pavimentos, los ayuntamientos deben tener dinero propio, lo que se logra siendo buenos administradores para poder conservarlos, mantenerlos y construirlos sin empréstito alguno, sin deuda, con recursos propios, pero eso supone gobernantes capaces de bajar el gasto corriente y honrados, dos virtudes que, en años recientes, se ha demostrado, no tienen. El otro tipo de pavimento, son los flexibles y permeables, esos que el agua sí daña, entre los que destacan los empedrados, los adoquinados o los de asfalto, estos últimos muy usados porque cuesta 50 % menos que el concreto hidráulico, se construye más rápido, pero también se deteriora pronto, su duración es de entre 20 y 30 años, en condiciones normales. La mayoría de los pavimentos de la zona metropolitana de Guadalajara, rígidos y flexibles, ya excedieron su vida útil y, sumado a que lo mismo sucedió ya con las tuberías de agua y drenaje, los baches y los hundimientos son ahora lo habitual, como también normal se ha vuelto tener ayuntamientos inservibles, buenos para nada, incapaces sustituir la infraestructura vieja u obsoleta, dejando a la sociedad que no deja de pagar sus impuestos, “a la buena de Dios”, con el riesgo de sufrir un accidente al trasladarse por las calzadas, avenidas y calles en malas condiciones. Lo primero que deben entender, los políticos aprendices de administradores gubernamentales, es que el gobierno es atemporal, no es su gobierno, a ellos solo se les encarga un periodo determinado del gobierno municipal, solo son alcaldes encargados temporalmente y durante ese tiempo deben saber a qué hay que darle mantenimiento rutinario, a qué, mantenimiento periódico, qué se debe rehabilitar y qué se debe reconstruir para que la sociedad no sufra daños. La época de lluvia es una bendición, pero con directivos públicos sin vocación, se vuelve un dolor de cabeza. Deberían, por lo menos, organizarse para tapar rápidamente los hoyos, zanjas y hundimientos que aparecen diariamente, aunque dejen las vías públicas, todas parchadas, evitar también, que las tapas de los registros sean robadas y que los puentes de causes colapsen. En realidad, tener pavimentos en inmejorables condiciones, igual que todos los servicios públicos, es muy sencillo, es cosa de capacidad organizacional, talento institucional e inteligencia, eso que lamentablemente como decía destacado comediante, ¡no hay, no hay! Con “gobernantes” chafa, siempre habrá baches. Ni hablar.
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