A Fondo Jalisco
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Horacio Villaseñor Manzanedo

Creer que se es buen gobernante, si se es popular, es idiota

Horacio Villaseñor Manzanedo

El discurso, sin duda, hoy es distinto, pero los problemas públicos de México siguen siendo los mismos, no solo no se han solucionado, sino que han empeorado. Lo que falta es eficacia, eficiencia y efectividad de los gobiernos y porque es complicado tenerla, no cualquiera puede, de allí que lo de ahora, es decir que se es distinto. Lo único que un político sin capacidad ni condiciones adecuadas para gobernar al gobierno puede hacer es “echar rollo”, es así como el discurso público se vuelve la clave. En una sociedad democrática con gobiernos democráticos donde nadie tiene el monopolio de la verdad y donde la elección la gana el más popular o el adecuado, entiéndase “adecuado” cuando las fuerzas vivas de la sociedad económica lo escogen, significa que no se necesita experiencia, ni preparación ni capacidad para saber qué se debe hacer para solucionar los problemas públicos relevantes, que por cierto no es la economía pública. Así, sin experiencia y sin preparación para gobernar llegan al poder y finalmente, no pueden, su único mérito, un buen discurso o unos buenos acuerdos, que te permitirán llegar, pero no trascender, por tus logros. ¿Quién se pondría en contra de “rollo” de que primero los pobres? ¿A quién no le gustaría que los gobernantes vivan en la justa medianía? ¿Quién cree que la corrupción, lo podrido, es bueno? Nadie, en su sano juicio, discutiría que la democracia es el gobierno del y para el pueblo. Sin duda el discurso atrae, y la esperanza, dicen “es lo último que muere”. La gente se hartó, no solo de gobiernos rateros, sino también de gobiernos que, aunque algunos bien intencionados, no tuvieron capacidad para solucionar nada, fueron unos inútiles. La sociedad, sin perder la esperanza, decidió probar, experimentar, con otro partido político que tiene un discurso diferente, esperando que fuera distinto y sí, lo es. Es diferente en lo que dice y en lo que hace, pero no en sus resultados, lo importante, lo trascendente como la seguridad, la salud y la educación pública está peor que nunca. El pueblo, seguirá esperando, dándole oportunidad un tiempo más, porque la esperanza es lo último que muere, dice el dicho popular. La gente seguirá creyendo en un partido político que dice estar integrado con gente honesta, decente, bien intencionada, de primera, pero que al final de cuentas no ha mostrado poder solucionar los problemas que mas afectan la vida, el desarrollo y la felicidad de un pueblo. Gobernar es una cosa seria, muy importante, se trata del encargo que la sociedad le da alguien para que maneje la hacienda, pero no en vano, sino para que alcance y solucione todo aquello que afecta la calidad de vida y la felicidad de las personas. Así pues, si un gobernante, hoy popular, no puede en tres años lograr otorgar tranquilidad a la gente ni servicios que sirvan, que solucionen; la pesadilla de ayer fue sustituida, con esperanza, por una pesadilla distinta, pero pesadilla también, entonces, creer que se es buen gobernante, si se es popular, es idiota. Ni hablar.

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