A Fondo Jalisco
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Horacio Villaseñor Manzanedo La Aldea

Gobiernos con enfoque empresarial, ¡los peores!


Horacio Villaseñor Manzanedo

Los gobiernos municipales ya no gobiernan, solo se la pachanguean. En esencia, el ayuntamiento, es una institución de servicios, su principal preocupación y objetivo debe ser satisfacer su demanda porque la “calidad de vida” de las personas está directamente relacionada con la calidad y eficacia de los servicios públicos de una ciudad que, por ignorancia, comodidad e irresponsabilidad, los ayuntamientos metropolitanos se los encargan al Gobierno del Estado (agua potable, drenaje y tránsito), a institutos y agencias metropolitanas costosas e inútiles (ordenamiento territorial y semáforos) o los concesionan a empresas particulares (servicio de limpia, alumbrado público y áreas verdes), ocasionando duplicidad de funciones y confusión entre la gente, que no sabe quién le debe solucionar su problema. Los problemas de la inseguridad y pobreza, lejos de solucionarse, se han agravado, se observa mucha arbitrariedad, corrupción de políticos y funcionarios, servicios públicos de muy mala calidad o en el mejor de los casos de calidad inestable, las políticas públicas se perciben de un diseño e implementación defectuosa, fallida y más por ocurrencias que por racionalidad institucional. La lista de los defectos directivos de los gobiernos municipales puede extenderse y pormenorizarse, pero su común denominador desde hace décadas es la ineficacia, la ineficiencia e inefectividad del gobierno particularmente en el cumplimiento de las funciones públicas exclusivas y en la realización de los objetivos de importancia social, con el resultado de que ha crecido el escepticismo en la capacidad directiva de los gobiernos (Luis F. Aguilar, 2012). El actual modelo de organización centralizada, esta rebasado, ya no soluciona nada y en lugar de desconcentrar servicios ahora la moda es la metropolización de todo lo que se pueda, centralizar más y más, hacer de varios problemas menores un solo gran problema, y para desgracia de la sociedad, con tanto regidor ignorante e improvisado cada día la metropolización avanza, con el único resultado visible, ¡no hay solución alguna a problema relevante alguno! Humanamente es imposible que los presidentes municipales supervisen personalmente todos los rincones de la urbe, a la gente le gusta que su alcalde visite su colonia, no porque lo quieran mucho sino porque solo así, con la visita, el Ayuntamiento le da una “manita de gato” al entorno. La última reforma administrativa seria hecha en Guadalajara, fue hace 41 años, desde entonces a la fecha no ha habido preocupación, capacidad ni interés por iniciar la gran reforma administrativa que requieren los municipios metropolitanos del siglo XXI. La inexistencia de manuales de organización, en el que se observen las responsabilidades de todos y cada uno de los directivos públicos, de todos los niveles y dependencias, publicado en las gacetas municipales para que surtan efectos jurídicos, posibilita que lleguen personas o “conocidos” del gobernante en turno y que, en caso de ineptitud, que es lo común, no se le pueda responsabilizar porque pública y formalmente no son responsables de tarea alguna. Hay experiencias de modernización municipal exitosas llevadas a cabo en países europeos que supusieron un giro a la política; a la manera de entenderla y de ejercerla, que pueden servir de base para remodelar lo que tenemos y crear el nuevo diseño de la arquitectura institucional local, pero la mejor experiencia es la nuestra, la local, la que nos ha demostrado fracaso tras fracaso. Ya experimentamos y fallaron los alcaldes con perfil académico y disque “ciudadano”, y ahora tenemos a empresarios, que no le entienden a la teoría de las organizaciones públicas, muy distinta a las privadas, y que en lugar de solucionar lo importante, lo legalmente relevante para un municipio, iniciando por la inseguridad pública, el cochinero en la ciudad y la inmovilidad, les da por cotorrearse a la comunidad con la vacilada de apoyar el emprendimiento, que por cierto no es de sus funciones exclusivas ni relevantes. Los próximos años serán terribles. Ni hablar.

Horacio Villaseñor* Master en Gobierno y Administración Pública Municipal y Estatal

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