Por Manuel Gutiérrez
La guerra híbrida es un estado beligerante no oficial, no declarado –excepto con el Reino Unido por parte de Rusia– en que se ponen en marcha provocaciones, incidentes militares, terroristas, sabotajes, espionaje, e incluso se participa en política, encauzando el voto local en favor de los intereses de Rusia, que interviene para lograr resultados que le resulten convenientes.
Los vuelos de drones y de aviones, la ruptura de cables de comunicación cortados intencionalmente, misteriosos incendios, asesinatos, pero junte todos esos “hechos aislados” y tendrá la versión real de una guerra híbrida, que está realizando hoy Rusia contra la OTAN, un esfuerzo secreto, barato, negable ante los hechos con culpables o tontos útiles empleados del propio país víctima; eso evita la consecuencia de un conflicto abierto, pero abre el camino de la futura conquista.
“No estamos en guerra”, dijo el ministro alemán Merz, “pero tampoco estamos en paz”, y ya varias reuniones de seguridad y de estados europeos han estudiado el fenómeno. Los planes de Putin son romper la unidad de la OTAN, algo muy importante porque las decisiones trascendentes se deben tomar por unanimidad; otra es cuestionar a los Estados Unidos, y dañar el cumplimiento de los artículos 4 y 5, en que un estado agredido debe interpretarse como un ataque contra todos y actuar en consecuencia, lo que es gran poder de la OTAN y la UE.
Esta guerra declarada contra Inglaterra desde el inicio de la invasión de Ucrania es la única que oficialmente reacciona en ese plan. Pero todos usan esa guerra gris, como lo hace China Continental o Comunista contra Taiwán, y los aliados de Asia rivales, como lo revelan The Economist, por medio de Infobae, totalmente confiable.
CHEQUIA, UN PASO GIGANTE, PERO NO SEGURO.
Resultado de esa guerra gris, los votantes de Checoslovaquia, en adelante Chequia, fueron a las urnas. Uno de los candidatos, un millonario llamado Andrej Babis, ha resultado ganador de las elecciones, pero se sospecha de la injerencia rusa y recursos de esa procedencia en su campaña, porque Babis es enemigo de la alianza trabada entre Chequia y Ucrania, en sentidos económico, militar, industrial, así como ser proveedor de municiones, artillería, aviones, blindados y partes para sostener a Ucrania.
Babis es populista y demagogo, ofrece grandes beneficios al pueblo; al confirmarse su triunfo el poder representa un cambio posible en la política de Chequia con respecto a Rusia, sumándose a Fico de Eslovaquia y a Orbán, de Hungría. Babis pudo recibir apoyo de Rusia en la campaña, pero no necesariamente podrá subordinarse a Putin, como fue el caso de Georgia Melloni, de Italia.
Babis está menos alineado que Orbán, y es más crítico e independiente, y va a encontrarse que su país está fundido en la alianza con Ucrania, lo que representa grandes ingresos para ellos en la industria militar. Ucrania puede perder un importante aliado con que desarrolla aviones de combate. La alianza gobernante Spolu (Juntos), de Petr Fiala, obtuvo un 20%, en tanto Babis logró un 30%, y el parlamento tendrá muchas voces independientes. Infobae nos trajo toda la información al respecto.
Babis sostiene que, en lugar de pensar en Ucrania, debe centrarse su política en los problemas sociales de los checos. Fiala lo acusó de que su triunfo va a dañar a la democracia, y que su país podría abandonar el rumbo europeísta y de no percibir el peligro ruso.
Fiala busca ahora sumar a los Alcaldes (así se llama otro partido) con un 11% de votos y sumar otro 11% con los Piratas (otro partido, así se llama) para contener a Babis, que buscará probablemente —o rechazará por lo que significa— el apoyo del partido SPD con el checo-japonés euroenemigo, prorruso y xenófobo Tomio Okamura, otro rico anarquista que puede ser un activo o un lastre, para tener más poder a cambio de empujar a Chequia a ser rival o romper con la Unión Europea y con la OTAN, pero cuya exageración radical provoca rechazo y ante la cual Babis es un moderado para los gustos de Chequia.
La victoria llegó para Babis, pero la realidad de una guerra que alarma a Europa está por afectar sus decisiones; aún correrá mucha agua bajo los puentes y la vecindad europea reaccionará a la decisión checa.
Los países afectados por la guerra gris son Polonia, Alemania, Estonia, Rumanía y Moldavia, en que el activismo de Putin provocó la reacción y los votantes rechazaron la injerencia rusa, logrando un gobierno afín a la causa de Ucrania. En todos existe propagandismo, redes afines y comunicadores a sueldo de Rusia que promueven posturas antieuropeas y antiucrania. En el caso de la Melloni, era amiga personal de Putin, que alentó a los extremistas de derecha con tal de controlar a Italia, pero ya en el poder, Melloni, muy pragmática, se unió a Europa plenamente y a la causa de Ucrania.
Pero en Chequia aceptaron las promesas populistas, ante la inflación causada por el aumento de precios de energéticos y de alimentos. A corto plazo sabremos si Babis vendió o no su alma a Putin y qué intereses pesan más a este país tan fusionado ya al contexto europeo; pero los nacionalpopulistas culpan de sus problemas a la unidad europea, buscando sembrar discordias y confusión, y alguien ocultamente los financia y promueve, por convenir a sus intereses en la guerra… y todos miran a Moscú, que invierte en campañas y busca controlar los procesos.
Los resultados definitivos se conocerán hoy, pero las tendencias marcan a Babis.
Las represalias europeas, por otra parte, consistirán en usar los activos congelados de Rusia para no gravar sus presupuestos. Y juntos deciden tomar medidas defensivas en todos los sentidos, aunque puede haber ahora “prietitos en el arroz” con los disidentes favorables a Putin.
Como ejemplo, Rusia alienta a sus colonias de descendientes existentes en los países bálticos y nórdicos, para alegar la protección necesaria a sus ciudadanos e intervenir. Hitler usó el mismo pretexto en sus anexiones territoriales, como en Checoslovaquia, usando colonias de alemanes existentes en países vecinos; esas colonias se alientan políticamente para adoptar ideas separatistas y favorables a Rusia, en muchos casos son el verdadero motivo de la guerra, como ocurre en Crimea, en que existe una población de origen ruso y que fue un disparador de la actual guerra para ocupar esa zona.
LA GUERRA GRIS EN LOS MARES
Actualmente se estima que mil barcos mercantes de diversas nacionalidades han cambiado de bandera para transportar contrabando de petróleo y combustible ruso, incluso llegando a disparar drones, hacer labores de información y espionaje, o involucrarse en actos de sabotaje.
Esto ha llevado a las marinas europeas a desplegar barcos que vigilan las aguas de Alemania, Dinamarca y en las costas del Báltico. Por ejemplo, Alemania detuvo un mercante desde el cual salieron drones que volaron encima de Alemania; otro barco fue detenido por Finlandia por haber cortado cables de este país “de manera accidental”, alegan, al arrastrar el ancla y navegar largos tramos, deteriorando los recursos naturales marinos como el coral, buscando romper el fondo del mar y los preciados cables submarinos.
Estonia vigila, pero sus recursos son insuficientes ante los grandes petroleros rusos; no pueden detenerlos con lanchas. Han solicitado ya auxilio, porque los cisternas gigantes los arrollan.
La idea de la flota fantasma, sin embargo, no es nada nuevo.
Corea del Norte fue la primera en alterar las señales de posición y de identidad de una nave para violar los mares de Corea del Sur y utilizó transferencias de cargas prohibidas en alta mar, evitando sanciones y logrando repuestos vitales para su industria militar, ahora sobre todo involucrada como aliada ejecutiva en la guerra de Ucrania.
Irán y Venezuela tienen antecedentes de usar el mismo recurso.
Actualmente el mar requiere una regulación efectiva, porque el 19% de la flota mundial de petroleros ya no sabe realmente a quién pertenecen y para quién trabajan, y con dinero suficiente, capitanes corruptos permiten que aborden militares encubiertos para volar drones o realizar misiones secretas, desembarcos clandestinos de personal o de contrabando.
Se estima que cerca de 200 barcos cisternas del mundo son verdaderamente piratas, porque prestan su servicio al mejor postor, más que por motivos ideológicos; realmente se consideran navegantes sin patria que buscan ganancias solamente.
La obtención de un registro de nueva bandera representa una pequeña inversión y 45 días de trámites. Hay barcos con hasta cinco registros, incluso registros de barcos que no existen, lo que genera una gran confusión y el uso de nombres alterados de embarcaciones.
Por ejemplo, Infobae informa de la suerte del barco que cortó los cables submarinos de Finlandia. Resulta que pertenece a los Emiratos Árabes, navega con bandera de las Islas Cook, pero sirve a Rusia. La confusión y falta de control facilita la impunidad; el barco quedó detenido y los tripulantes sujetos a procesos complicados.
Los organismos mundiales ya se mueven en ese sentido. Panamá, que debe tener una flota mundial enorme porque anteriormente vendía registros de su país a todo el mundo, ha decidido poner fin a estas prácticas irregulares ante el temor de sanciones internacionales y el mal uso que se hace de registros espurios.
La marina de Inglaterra ha decidido tomar la iniciativa de revisar cargueros, parando a 40 barcos por mes, en diversas rutas en todo el mundo, para asegurarse de manifiestos reales de su carga (a veces transportan armas, municiones, partes industriales bajo bloqueo o sanciones) y petróleo ruso, principalmente.
Las revisiones determinan si el barco sigue o se incautan las cargas ilegales y se sanciona a las empresas registradas como propietarias, que finalmente, pese al montón de banderas y simulaciones, son las interesadas en no ser afectadas. Muchos barcos anticuados y no operativamente seguros se amparan en esas prácticas y no presentan condiciones seguras de operación, y se van al lado oscuro, omitiendo cumplir legislaciones de su país de origen.
Toda la OTAN se está moviendo en la misma dirección: atacar la piratería moderna de contrabandistas por razones de seguridad.
Esto de las flotas fantasmas es parte de la guerra híbrida, la guerra gris, que aprovecha cualquier fisura para colarse y, por medio de gratificaciones corruptas, poner a trabajar los barcos generando ingresos superiores al comercio legítimo; a la par, generan muchos riesgos medioambientales, sobre todo en transferencias en el mar de petróleo, que terminan en severos derrames.
Los convenios internacionales al respecto van a ser revisados como agenda urgente y ya fueron estudiados como parte de convenios internacionales contra la guerra híbrida.
Es parte de un conflicto global que se presenta en todas partes. China usa pesqueros de otras banderas para hacer vigilancia en Taiwán, así como operaciones encubiertas.
Finalmente, la pesca y la mercancía ya son lo menos ante esta forma delictiva de contrabando mundial, a la que puede sumarse México, afectado por barcos con bandera asiática que transportan huachicol fiscal, como quedó demostrado en las incautaciones recientes realizadas por Omar García Harfuch, y que resultan propiedad de navieras que alegan haber sido engañadas con la legalidad de sus registros de la mercancía.
El mar se ha convertido de nueva cuenta en un medio de piratas.
Las acciones en costas de Yemen, de África, son piratería activa plena, como ocurre con los hutíes, que bloquean el mar Rojo y atacan con misiles a barcos mercantes o militares; eso ya es guerra directa.
En otros casos, en que se secuestra, roba y en ocasiones se apoderan de naves completas, aprovechando que los grandes cargueros no portan armas, y generan ya una preocupación total en el marco del comercio internacional y severas pérdidas.
Por ello Rusia aprovechó esta coyuntura para aliviar las presiones de sanciones en su contra, pero a la vez generará que los mares vuelvan a ser seguros y las armadas multinacionales van a actuar en ese sentido, pero falta actualizar el marco legal que determina estas operaciones a escala planetaria y bajo la unión de las marinas armadas, pero las respuestas no tardarán tanto por la urgencia.
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