Momentos políticos muy complicados vive el gobernador Enrique Alfaro, producto de ese pleito que trae con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que ahora ya es abierto, sin disimulo y que es de pronósticos reservados, es un pleito desigual, el medir fuerzas entre el gobernador de un Estado y el Presidente de México.
El gobernador Alfaro tiene la obsesión de ser Presidente de México, como obsesión ha sido la famosa “Refundación de Jalisco”, que en diez y ocho meses de gobierno no ha mostrado cambio alguno en la forma de gobernar, ha sido aliado de la oligarquía dominante, principalmente de los desarrolladores y se ha confrontado con organizaciones ciudadanas que se han sentido lastimadas por sus decisiones equivocadas, que más que obedecer a una convicción democrática, nacen de los arrebatos de sentirse poderoso, del porque quiero y porque puedo lo impongo.
En el tema de la seguridad y de enfrentar con inteligencia a los grupos criminales, hemos visto los resultados desastrosos, basta recordar los miles de desaparecidos que se registraron durante el primer año de gobierno, dos mil seres humanos que ya no regresaron a sus casas. Un Estado incapaz de darle seguridad a sus ciudadanos.
Hoy el gobernador Alfaro está inmerso en la crisis mayor de su gobierno y derivada de la falta de tacto e inteligencia para operar su proyecto político con miras al 2024 al rodearse de un grupo de ambiciosos que lo han llevado demasiado temprano a una confrontación con el Presidente de la República a quien lo han desestimado. No están midiendo su fuerza.
Apenas han transcurrido 18 meses de su gobierno, ni una tercera parte y Alfaro ya abrió fuego contra el Presidente López Obrador, cuando lo acusó de estar detrás de la manifestación violenta del 4 de junio en el Centro Histórico de Guadalajara que generó daños y destrozos a diversos inmuebles, incluyendo el Palacio de Gobierno.
Esa acusación directa sin prueba alguna generó el malestar del tabasqueño, acusando a Alfaro de irresponsable, ya que sin sustento alguno hizo una aseveración muy delicada y que como consecuencia, generó la irritación de Andrés Manuel López Obrador y que seguramente tendrá un costo para el gobierno de Alfaro y para el Estado.
LIDERAR A OPOSICIÓN ANTI-AMLO
¿Qué puede pasar con esta confrontación? ¿Le dará simpatía nacional a Alfaro para convertirse en el líder de oposición que hasta el momento no ha surgido en el país ante ese poder que ha concentrado López Obrador que tiene el control de la Cámara de Diputados? ¿Se lanzará abiertamente el político jalisciense para enfrentar sin ningún freno al Presidente, atendiendo el malestar de un buen número de mexicanos que están inconformes con su gobierno y que quieren su destitución, como lo demandaron en la manifestación de los carros del pasado sábado aquí en Guadalajara en la que portaban leyendas a favor de Alfaro y en contra del político tabasqueño?
¿Hay riesgo de que el gobernador Alfaro no concluya su gobierno? ¿Lo pueden destituir en estos tiempos, como lo llegaron a hacer otros presidentes con gobernadores incómodos con o sin razón?
Carlos Salinas se echó a diez y ocho gobernadores, nada más. Si Alfaro le da motivos a López Obrador, ¿lo destituiría? ¿Qué reacción habría en Jalisco? ¿Se levantaría en armas? ¿Se separaría del Pacto Federal como algunas voces lo han pedido, naciendo la República Independiente de Jalisco?
AQUEL ANÁLISIS DE JAVIER MEDINA
El pasado año, precisamente en estas páginas de Conciencia el periodista Javier Medina Loera al ver los desplantes y mensajes de Alfaro hacia el Gobierno Federal, advirtió que éste era un juego muy peligroso y se fue precisamente a lo que nos dice la historia sobre el destino que han tenido la confrontación de gobernadores con el Presidente.
Le doy voz a Javier:
A juzgar por antecedentes históricos, las fricciones que han tenido desde las últimas campañas electorales los nuevos gobernantes de México y de Jalisco, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez, respectivamente, no auguran nada bueno para esta Entidad.
Recordemos que desde su creación, hace ya casi 200 años, Jalisco ha destacado en el panorama nacional no sólo por sus valiosos recursos humanos, económicos, naturales y culturales, sino también porque ha contado con políticos capaces de llevar buenas relaciones con el poder central.
BUENOS ENTENDIMIENTOS
La inmensa mayoría de los gobernantes jaliscienses desarrollaron en sus respectivas administraciones positivos entendimientos con jefes de la Nación de diferentes bandos (federalistas, centralistas, liberales, revolucionarios y conservadores), con lo que Jalisco obtuvo paso a paso importantes ventajas.
Claro está que entre los muchos gobernantes que colaboraron con el poder central hubo algunos que por diversas razones rompieron su amistad con los presidentes de la República en turno, lo cual resultó finalmente contraproducente para Jalisco tanto en lo político como en lo económico y social.
EL CASO DE IGNACIO VALLARTA
Entre los gobernadores “rebeldes” destaca en el siglo 19 el licenciado Ignacio Luis Vallarta, quien por sus aspiraciones presidenciales, que no eran bien vistas por el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada, se enemistó con él, y Jalisco no tardó en sufrir las consecuencias.
Entre las obras de beneficio social que fueron suspendidas como resultado de aquel pleito figura la carretera Guadalajara-Colotlán, en la cual el gobernador Vallarta tenía especial interés porque pasaría por El Teúl, tierra de sus ancestros.
Vallarta había logrado incluso que el Congreso de la Unión aprobara un presupuesto de 40,000 pesos para iniciar dicha obra, pero a raíz del conflicto con el presidente, jamás llegaron esos recursos. Tan importante vía tuvo que esperar más de 100 años para ser terminada en tiempos del gobernador Enrique Álvarez del Castillo, gran amigo, por cierto, de otro presidente, Miguel de la Madrid Hurtado.
EL CASO DE ZUNO
Otro caso de “rebeldía” fue, ya entrado el siglo 20, el del gobernador José Guadalupe Zuno, quien habiendo llevado estrecha amistad con el presidente Álvaro Obregón, éste fue asesinado, sucediéndole en el cargo el general Plutarco Elías Calles, quien decidió quitarse de enfrente a Zuno.
Éste supo que Calles intentaba controlar el Congreso de Jalisco para desaparecer los poderes locales, pero adelantándose a tal proyecto pidió licencia y valiéndose del control político que tenía en el propio Congreso, nombró al sustituto que deseaba, “para salvar –dijo-el honor del Estado”.
Habrá que ver como termina este match. El Gobernador Alfaro sabemos que es muy valiente y echado para adelante, pero debe tener espacio para la fría reflexión y entender que la prudencia es también de gente inteligente y utilizarla puede evitarle costos y daños de los que después se podría arrepentir.