Salvador Guerrero Chiprés
Las niñas, niños y adolescentes están por todas partes, menos en los centros educativos. Se localizan, en la medida de su confinamiento, más cerca de las violencias y de la necesidad de atención emocional que del debate sobre regresar a clases presenciales.
Una curiosa polémica en la cual algunos gobernadores de oposición al gobierno federal están por el regreso a clases y autoridades recientemente electas de la capital nacional, de los mismos organismos políticos, están en contra.
Las posiciones polarizadas van de la negativa por el temor al contagio —o por estar con ese argumento en contra del gobierno— a la promoción del regreso a clases sin la precisión y masiva difusión del protocolo correspondiente.
El saldo hasta ahora indica que 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar pasado, de los cuales 3 millones son niñas y niños. Los datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México revelan, además, un aumento de 1446% en los reportes por violencia familiar en los primeros siete meses de este año en comparación con el mismo periodo de 2019, cuando no había pandemia.
Si no hay regreso a clases presenciales podríamos enfrentar, además, la deserción laboral de miles de madres que no estarán en condiciones de continuar sus labores sin el apoyo de la escuela para la educación y cuidado de sus hijas e hijos.
Somos testigos de cómo la pandemia ha remarcado las diferencias sociales preexistentes. La brecha de género se ha agravado. Según el INEGI, en el primer trimestre de este año, 84% de las personas que dejaron de trabajar fueron mujeres.
Desde finales del año pasado, la ONU alertó que en la Unión Europea las deserciones laborales fueron más altas en el sexo femenino durante la primera ola de la pandemia, cuando escuelas y guarderías cerraron o se trasladaron a formatos en línea. En Estados Unidos, una de cada cuatro mujeres que perdió su trabajo fue por la necesidad de cuidar a los infantes.
En estos momentos, la situación se puede resumir en “trabajas o atiendes hijos”. Nada más injusto. Es un tema que pasa por la calidad de la educación, la salud mental de los niños, madres y padres, pero también, por el derecho al trabajo y al desarrollo profesional de las mujeres, en condiciones de equidad.
Unicef recomienda a México el retorno a la escuela, como está previsto para el 30 de agosto; somos uno de los 19 países que durante la pandemia se ha mantenido con clases a distancia. La decisión es voluntaria y debe estar alejada de interpretaciones políticas, como lo ha dicho varias veces la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Shienbaum.
La convivencia con el coronavirus y la dinámica de propagación nos ha enseñado, a 18 meses de distancia, que el riesgo de contraerlo está latente. Necesitamos transitar hacia una nueva normalidad con esquemas de seguridad sanitaria que debemos adoptar como permanentes.
No podemos permitir que la brecha de género se haga más profunda.
@guerrerochipres
