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Gobierno Horacio Villaseñor Manzanedo

Servicio malo, no es servicio, no sirve y público, menos

Horacio Villaseñor Manzanedo

El servicio público es “toda actividad directa e indirecta de la Administración Pública, cuyo objeto es la satisfacción de las necesidades colectivas por un procedimiento de derecho público” (Villegas Basavilbaso). Entonces, hay servicios públicos efectuados por los gobiernos y hay servicios públicos prestados por particulares, en el entendido de que la responsabilidad sobre la calidad en ambos casos es de la autoridad, de nadie más, y su característica es la continuidad, la regularidad, la uniformidad, la generalidad y la obligatoriedad. O sea, que un servicio público debe ser prestado cada vez que la necesidad día que satisface se presente. Si un día llega agua potable a los domicilios y otro llega “chocolatada” o simplemente no llega, entonces no se presta continuamente y no se considera servicio; si cuando llueve se desbordan canales pluviales, se inundan las calles y pasos a desnivel o hay encharcamientos, el servicio de drenaje es inexistente; si un día enciende el alumbrado público y otro no, tampoco es servicio; si un día pasan a recoger la basura y otro no, no es servicio; si un día funciona la central de abasto o el rastro y otro no, lo mismo, no es servicio; si un día hay espacios disponibles en los panteones municipales y otro no, tampoco es servicio; si un día las calles están balizadas, señalizadas, transitables y otro no, no sirven siempre, no es servicio; si un día los parques, jardines y mobiliario público están en inmejorables condiciones y otro no, no es servicio; si un día la seguridad funciona y otro no, tampoco es servicio, entonces, en realidad, si la continuidad del servicio público fija su status y hay que mantenerlo inalterado, porque dada la necesidad colectiva del servicio, debe prestarse, ningún Ayuntamiento, de la forma exigible, en sentido estricto presta servicio público alguno y qué decir de los gobiernos estatales y el federal, que ni siquiera pueden surtir medicinas o dar atención médica o quimioterapias permanentemente. De ese tamaño es lo chafa de nuestros gobiernos. También, hemos dicho que los servicios públicos deben, a fuerza de ley, otorgarse regularmente, conforme a las reglas o normas preestablecidas; deben darse con uniformidad, que significa darse con el mismo trato a conocidos que a desconocidos, o si es el caso, a los que dan propina y a los que no la dan; también deben otorgarse con generalidad, o sea, que la prestación tiene por fin la satisfacción de una necesidad colectiva y como tal debe ser usado y exigido por todos los administrados; y, su prestación es obligatoria, el servicio establece la relación jurídica prestador-usuario y por su propia naturaleza está obligado a prestarlo quien lo toma a su cargo y a exigirlo el usuario. Como realmente ningún gobierno municipal cumple con su obligación de otorgar servicios públicos continuos, inventan algunas cosas como paliativos. Hace muchos años en Guadalajara, allá por el año 1986, el Ayuntamiento creo un programa denominado “Brigadas de usos múltiples” que consistía en que todas las dependencias juntas visitaban una colonia, una o dos veces al año, y le daban una “manita de gato”, arreglaban lo que abandonaron y desatendieron antes, podaban o sembraban algunos arboles, pintaban machuelos, limpiaban lotes baldíos, reparaban el mobiliario dañado, tapaban hoyos, etc., se iban y nuevamente dejaban, a las colonias, a su suerte. Después, en otros periodos le cambiaron el nombre al programa y hacían casi lo mismo. Ahora, les ha dado, a las autoridades, por hacer recorridos, pero si los servicios no se otorgan siempre, regularmente, los recorridos son una vacilada más, recorridos de espectáculo. Gobernar es cosa seria, lamentablemente nos gobiernan, por lo general, politiqueros populares, simpáticos o chistosos que ni siquiera saben que servicio malo, no es servicio, no sirve y público, menos. Ni hablar.

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