Por Manuel Gutiérrez
Este pensamiento llegó a México como un oleaje fuerte, precedido de su literatura pero entre conocedores.
En la Universidad de Guadalajara, en el auditorio de Filosofía, el Lic. Jaime Abundio Rodríguez, (QEPD) uno de los maestros más cultos, y vanguardistas que han distinguido esta casa de estudios ofreció una conferencia y fue interpretada como ataque para la izquierda en Filosofía.
La izquierda de café, la guerrillera, la ortodoxa, sintieron que era una conferencia de fascismo. Se presentaron con el ánimo de polemizar. El Historiador Enrique Bautista, (QEPD) encabezó esa tendencia y las preguntas y debate comenzaron.
Bautista desplegó el rollo materialista histórico, el pensamiento de Marx, etc. Don Jaime Abundio que tenía un singular estilo de polemizar, contraatacó poniendo a Marx como parásito de Engels, entre “ooohs” del público, ambos protagonistas echaron mano de su arsenal filosófico, e histórico con diversidad en una encuentro de Capa y Espada, buscando imponerse.
El coro sin embargo insistió en denominar fascista a Yuki a gritos. Eso provocó una reacción de los ponentes opositores, que no admitían la ignorancia y se unieron en defensa de Mishima, los dos se unificaron en ese momento. Así era de intensa la vida de la Facultad de Filosofía, y supongo lo sigue siendo.
Rechazaron esa etiqueta a Yukio porque nunca lo fue, sublimó su perfección mental y física a niveles del Japón milenario, nacionalista, pero no fascista.
Con aderezo de filosofía de la historia, y amplio conocimiento aclararon el punto a la tribuna: En una singularidad que reveló que los nacional revolucionarios (Abundio) y el comunista moderno y crítico (Bautista) tienen puntos en común en su visión socialista, separados por lo nacional.
Las diferencias es que la derecha nacional revolucionaria que existe en el mundo, pero que pocos lugares ha gobernado, que conserva la propiedad privada y el capital y otros por lo que el so cialismo internacional, que suprime la propiedad privada y crea un capitalismo de Estado.
La idea revolucionaria del nacionalismo revolucionario, bastó para que aclarar que Yukio no entra en esa denominación, porque es diferente y propone una vida nacional, no un sistema económico, en una final de apoteosis del debate.
Para ello indicaron es necesario tener una inspiración católica, corporativista, propia de Italia y del poeta e ideológo Gabriel de Annunzio, y del mismo Mussolini que nada que ver con ideólogo japonés.
Yukio es producto oriental, su tradición lo lleva a ser portavoz de la vía Samurai, y eso lo hace atrayente como desafío para la juventud, que encontró similar a las juventudes del pasado y del futuro. El honor marca la vida y su finalidad con el amor patrio como combustible y respeto a la tradición nacional.
Jaime Abundio lo situó como una novedad literaria con citas de memoria, de elegancia y profundidad, y una vida disidente. La conferencia terminó entre aplausos y comentarios diversos por el contraste de los contendientes.
El punto fue que posteriormente, Bautista publicó que Jaime Abundio en Revista Proceso, que estaba desarrollando una nueva corriente ideológica, con un Frente Nacional Revolucionario, a semejanza de Mishima, lo que en ese tiempo era perturbador en la Universidad. Lo intituló “El Mishima Mexicano” pero ardió Troya.
Al comparar a Jaime Abundio con Mishima, seguidores universitarios concluyeron que lo etiquetaban como gay. Esto hizo arder el mundo intelectual ya que el Maestro Jaime era reconocido por su erudición, así como una gran militancia por la U. de G. gran amigo de Félix Flores, así como por su ironía filosa, pero no entraba en el arcoíris.
Bautista, tuvo que andar a salto de mata, un tiempo por los seguidores que no eran muy tolerantes y buscaron ajustarle cuentas a garrotazos.
Jaime lo volvió a encontrar en las aulas, lo saludó reconociendo su talento y todo quedó en paz.
Bautista le expuso su enfoque, que intentó plasmar en la revista, lo que constituía un halago para un catedrático, el único citado en una revista nacional, sin imaginar que desarrollar una nueva teoría social “nacional revolucionaria” podría adelantarse a su tiempo.
El Frente no prosperó, pero el concepto de Yukio quedó claro, sin etiquetas prejuiciosas gracias a esos debates.
YUKIO VS MURAKAMI
Yukio es diferente a Harumi Murakami, Premio Kafka, Premio Jesusalem, un exitoso sucesor, pero no heredero de sus ideas, por una simple razón: Harumi aceptó toda la cultura occidental, se guió por ella y escribe como occidental, con hábitos japoneses.
En tanto que Yukio, rechazó la influencia occidental en el Japón (implantada por Douglas McArthur que propicio en renacimiento de menos tres países asiáticos contra los deseos de Truman: Japón, Corea del Sur y Filipinas en forma muy directa) y consideró negativa para la vida de Japón que la juventud asiática no se diferencia en ropa y estilo de un joven de Tel Aviv, de Berlín, o de Santiago, y hace lo mismo creyendo que logra innovar, necesitando caer en excesos para atraer la atención, lo cual no es válido para Mishima que supone que la juventud puede formarse para pensar en retos grandiosos.
En lo que coinciden es en romper el hábito nipón de escribir, de muchos autores (puede ser Kenzaburo Oe Nobel del 94 o el Nobel 68 Yasunari Kawabata), mucho más densos y refulgentes que Harumi), en bifurcar las historias, para luego encontrarlas en un cauce final.
Todo este material de estos autores, no publicitados, es una fuente inapreciable de literatura que podría eclipsar al best seller de Murakami, en fondo y forma, ya que este es más producto de la industria de la tinta y papel, aunque si merece ser leído. Mishima es superior por proponer un visión y un estilo de ser.
Mishima prescindió de esa forma en su narrativa, modernizó pero sin dejar de preocuparse por la belleza de cada palabra. También es un perfecto disidente, con su vida sus palabras, y con una vivencia intensa de nacionalismo; Harumi, 1Q84, como ejemplo escribe nueve horas diarias y en una elipsis filigranesca, detalla el mundo detenido de una relación, con el tiempo y el universo soslayados en su entorno.
La búsqueda en él es introspectiva, sin salir de lo subjetivo para observar o comprender el entorno, de una vida contada en detalle como Hajime en “Al sur de la frontera, al oeste del sol” en una producción extensa pero lenta.
Un ritmo muy cotidiano, muy abundante y tal vez hipnótico. En tanto Yukio es propositivo, intenso, y considera mejor que la vida se queme en un instante, que en una vida de cotidiana frustración burocrática, de mecanización y despersonalización que parece ser el sello moderno. Por eso Yukio es poderoso y subyugante como autor y como formador de Samurais en un nivel muy superior si se logra comprender.
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