Horacio Villaseñor Manzanedo*
La recién pasada administración estatal de Jalisco, logró, en un proceso sin precedente en la entidad, que, de cada cien oficiales de tránsito, cincuenta fueran mujeres. La mayor virtud del procedimiento de selección consistió en que las mil oficiales que ingresaron fueron “las mejores” de casi diez mil que lo intentaron, seleccionadas con base en el mérito y el cumplimiento de los requisitos publicados en convocatorias abiertas, la clave fue evitar el ingreso por recomendación o influencia.
Fue así como se dieron los primeros pasos para que, además de recuperar el control del corporativo de la policía vial e impulsar el liderazgo de la mujer, se provocó una mayor participación ciudadana con criterios de inclusión y respeto a la diversidad.
Sin lugar a duda, el procedimiento de absoluta transparencia para elegir a las mejores, en función de sus méritos y pruebas realizadas, con el acompañamiento de asociaciones civiles en todo el proceso, fue un factor de certidumbre que contribuyó a vencer algunos de los retos culturales existentes.
En el marco de Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se diseñó un proceso de selección dividido en tres etapas; la primera, para garantizar la selección de acuerdo al perfil ideal, a cargo de la extinta SEMOV; la segunda, para la selección basada en la confianza probada, a cargo del Consejo Estatal de Seguridad Pública; y la tercera, para la selección basada en el resultado del Curso de Formación Inicial para la Policía Vial, a cargo del Instituto de Formación y Profesionalización de la Fiscalía General, en el que se capacitaron en instrucción y disciplina policial; equidad de género; éticapública; cultura de la legalidad; derechos humanos; sistema penal acusatorio; protección civil; primeros auxilios; derecho público; defensa y uso de armas, entre muchas otras disciplinas más.
Buscar a las aspirantes más aptas, implicó vencer diversas inercias culturales y administrativas; debieron fortalecerse estrategias para el cambio en la relación ciudadano-servidor público: a) El proceso permitió detectar y evitar el ingreso de aquéllas que no tuvieron el perfil ideal, los hábitos, antecedentes y vocación para el servicio público; b) Se socializaron los criterios con los cuales se seleccionaron a las candidatas; era muy importante que fueran conocidos por toda la comunidad. c) El proceso dignificó y empoderó, entonces, cada día más a las policías viales como servidores públicos que trabajan a favor de la comunidad. d) La sociedad reconoció el esfuerzo de la extinta SEMOV para ordenar y regular a favor de la vía pública, espacio donde coincidimos todos los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara. d) Las aspirantes seleccionadas contaron con buena fama pública. e) Demostraron ejercer autoridad en el campo del orden vial a partir de una ética del servicio público y un comportamiento moral intachable. ¿Y ahora, dónde están las mil jóvenes oficiales de la policía vial Jalisco?
