Un juzgado de Nueva York determinó que Joaquín Guzmán Loera, líder visible del Cartel de Sinaloa fue hallado culpable de acusaciones criminales graves, y fue sentenciado a cadena perpetua más 50 años de cárcel. En Estados Unidos las penas se acumulan y lo que en Jalisco destaca es que no acusó, no delató, a políticos y gobernantes asalariados que le brindaron protección, especialmente en Jalisco.
O sea, la historia puede continuar o continúa porque se la deben.
El diario El País publica hoy: “Joaquín El Chapo Guzmán, el despiadado líder del cartel de Sinaloa, pasará el resto de su vida aislado en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos. El juez de Nueva York Brian Cogan le ha impuesto este miércoles una condena de cadena perpetua por narcotráfico, más 30 años de prisión por violencia con armas y 20 por blanqueo de dinero. La sentencia no ha sido una sorpresa si se tiene en cuenta la gravedad de los crímenes que cometió El Chapo durante las tresdécadas que movió los hilos de la mayor organización dedicada al narcotráfico entre Mexico y Estados Unidos. Guzmán tuvo derecho a hablar antes de conocer el fallo judicial, momento que aprovechó para criticar su reclusión en EE UU, desde la extradición, como “una tortura psicológica, emocional y mental durante 24 horas”, además, tildó de injusto el juicio”.
Se entiende que ya es una sentencia defintiva. Se acaba la carrera delictiva de un líder de un grupo del crimen organizado, pero falta ver si se acaba su escuela, su grupo y finalmente, si se agota la violencia.